Tres años conociéndonos. Hoy a solas contigo Escuela enREDada. Luz tenue, tan solo el sonido de las palabras. Quiero decírtelo.
El dos de agosto de 2011 te anuncié al mundo, recién parida. Como toda parturienta, anhelante sin límites, inconsciente también del devenir de la criatura.
No puedo decir que fuera advenediza, ni inexperta en las artes de educar. Una dilatada carrera profesional de interacción con la parte más sensible de la sociedad había ido conformando sentimientos y pensamientos, creencias y evidencias.
Los latidos que te dieron vida no eran aun así añejos, es cierto sí, estaba cansada de una práctica que ya no me hacía vibrar, razón suficiente para que se hubieran vuelto perezosos pero no temas, fuiste fruto de los más vigorosos.
Un camino iniciado con apenas 18 años, metiéndome en vidas ajenas, las de las familias que unas veces por elección sosegada eligieron la escuela como buena opción, otras, demasiadas, por la losa de la obligación.
En todos los casos he frecuentado la intimidad de cerebros en busca de mentes. Me he asombrado con el prodigio de carnes en proceso de fortalecimiento, brío y coordinación. Me he deslumbrado con los corazones con espacio para vínculos confiables que invitan a crecer. Eso es la Educación Infantil.
Nunca en los primeros años de práctica profesional podría haber soñado la magnitud de las experiencias que he vivido. Asombro y responsabilidad a partes iguales.
Cual montaña rusa, unas veces arriba, entusiasta, otras, con flojera, con turbación, pero siempre bien asida a un hilo invisible muy fuerte, mi amor por la enseñanza.
En el alambre, entre las certezas y las dudas ¿Tendría que haber sido de otra manera?
Aquel 2 de agosto me llené de soledad. La escuela, mi queridísima escuela se me hizo patente como una mera superviviente. Sobrevivir tan solo, como si ya no hubiera finalidades tan importantes como crecer y prosperar ¿Resignarse? Sobrevivir tan solo es el único objetivo cuando se ve amenazada la cantidad de vida. No es suficiente si más allá de las paredes, más allá del equipo, más allá del puñado de familias, crees que el encefalograma plano también planea por encima de la etapa educativa más sagrada, la Educación Infantil.
¿Un deber?
Me quedé a solas contigo. Eras atrayente, eras incierta. Eras deseable, eras sacrificio. Te elegí, porque eras vida.
Con pocos días ya apuntabas maneras, no dejabas indiferente. Hubo que quererte con locura porque desatabas emociones contrapuestas y no era fácil manejarlas ¿Cooperar? ¿Compartir? ¿Participar? ¿Involucrarse? ¿Comunicar? ¿Transversalidad? ¿Transparencia? ¿Normas? ¿Límites? ¿Nuevos roles, nuevos vínculos? ¿Cómo, hasta dónde? Una propuesta educativa distinta. Equilibrio en la balanza, fascinación e inseguridad a partes iguales.
Olvidarse del confort, de horarios, de hábitos y rutinas y estrenar nuevas funciones fueron todo uno. Exigente desde el primer aliento.
Has sido un gran esfuerzo, tú lo sabes. Tienes mucho de mí.
De maestra de escuela a «ponente» sin más experiencia que los discursos, más gestuales que verbales, a mis chicos. De maestra de escuela a «realizadora» de vídeos, entregada ¿no habéis visto trocitos de mi corazón repartidos por Youtube? pero tan solo con la técnica provocadora de la ingenuidad y la inexperiencia. De maestra de escuela a «escribiente» de textos, con más ganas que arte. De maestra de escuela a «investigadora» de relaciones sociales ¿o acaso piensas que el clima del enREDo no es complejo? Piensa, lo hacemos las personas, tiene la grandeza y las miserias de lo humano.
De maestra de escuela, adormecida por lo establecido a «exploradora» de nuevas metodologías. Eso, también lo sabes, no me costó un ápice. Confío tanto en la potencialidad de los niños que me aliviaste culpabilidades. La capacitación es bandera en la escuela, a pesar de los aires actuales de sobreprotección, a riesgo de que te tilden de escaso control ¡maldita palabra, cuánto daño haces en educación!, a pesar de incomprensiones… ahí están, los cimientos de la competencia futura, labrada con esmero en la primera infancia. Los chicos no son conscientes, pero sí se sienten reconocidos. Si hay que tomar parte, no dudamos, siempre del lado del niño.
De tu mano, casi a ciegas, me embarqué en todos esos mundos que nunca sospeché habitar.
Tantas veces a solas contigo, contándote mis cuitas, tú rotunda. Sigue, sigue conmigo.
Mediadora entre familias y educadoras, mediadora entre lo escolar y lo vital, mediadora entre lo real y lo digital, mediadora entre lo emotivo y lo racional ¡Cuántas caras tienes Escuela enREDada!
Hoy he parado, te he hablado al oído porque quería que fuera de corazón a corazón. Estoy muy feliz, estás en el Servicio de Publicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos, en el monográfico Pedagogía audiovisual: monográfico de experiencias docentes multimedia.
El Primer Ciclo de Educación Infantil en los anaqueles del archivo institucional demostrando que otra educación es posible y que hay muchas cámaras dispuestas a hacerla realidad.
Fuerza y motivación, coraje, ilusión… Eres así ¡Me has dado tanto!
Gracias Escuela enREDada.
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