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Escuela infantil en Madrid

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Caperucita Roja en #MimaMadrid

21 octubre, 2015 Por Marisa Moya 4 Comments

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Abordamos MimaMadrid sabiendo que los niños del Primer Ciclo tienen una tendencia biológica para adaptarse al medio y que la manera de responder al ambiente es trascendente para construir sus esquemas de acción; pretendemos que el proyecto sea un sumatorio de oportunidades vivenciales para que el niño chupe la savia de variedad de experiencias de todo orden que amplíen su radio de acción.

Esta es la primera de esas experiencias, nos hemos acercado a la literatura con un clásico, Caperucita Roja, en busca de formas nuevas y exitosas de exploración, de hacer preguntas, probar, ensayar y errar, hacer experimentos e investigar, para lograr interiorizaciones, recuerdos, imágenes, lenguaje, símbolos, sentimientos y actuaciones.

¿Por qué Caperucita y no otro cuento? Caperucita es de todos, más allá de las mil interpretaciones tiene el valor de haber acompañado muchas infancias. Bien es verdad que el uso no siempre fue el que debiera y que el trabajo que de él se puede hacer sobre el miedo, la prudencia, el respeto… se ha destinado a otras finalidades muy contrarias a lo beneficioso para los niños. Tal vez en nuestra alma adulta habita «ese lobo que resta valentía», que atenaza en muchas circunstancias de vida, que reduce nuestra eficacia, que obnubila.

Sí, todavía se controla así a muchos niños, a través del miedo.

Este no es nuestro enfoque.

Nos ha interesado como cuento perturbador, pero como proceso de equilibrio, como labor compensatoria, como inicio de autorregulación frente a esa emoción primaria que nos defiende de los peligros, que nos hace reaccionar para ponernos a salvo, el miedo.

Nos ha interesado el valor adaptativo de la emoción.

Este no va a ser el único cuento, en esta segunda edición del proyecto, vamos a echar mano en cada aventura de una narración como activador de la espontaneidad infantil. Eso sí, tan solo algunos rasgos serán fieles a las historias, a partir de ahí, nunca sabremos cómo acabarán, será el fluir de cada proceso el que ponga el punto final.

Construimos el plan 

Habíamos preparado «el plan» ideando un ambiente que permitiera a los niños interactuar con objetos sí, pero también con otros niños. En la programación contábamos con la colaboración de chicos y chicas, alumnos de colegios del barrio, para que nos iniciaran en la atmósfera de cuento.

Qué difícil es a veces soportar la frustración y qué difícil es, en estas ocasiones, tomar perspectiva y comprender al otro.

Hicimos varios intentos. Llamamos a los centros, hablamos con los directores, enviamos correos informando sobre MimaMadrid, sus objetivos, la metodología, los recursos… explicamos lo que pretendíamos.

Pretendíamos visitar el colegio, que nos dedicaran media hora y que en ese lapso de tiempo sus Caperucitas de biblioteca, o las que ya estén instaladas en las mentes infantiles o bien las nuevas Caperucitas que pudieran surgir, cobraran vida en una agrupación que integrara distintas edades, diversas percepciones, estilos diferentes de aprendizaje.

Pero como ya habrás intuido querido lector, no puedo ser. Creo que esta visión que nos contagian nuestros pequeños de que todo se puede emprender, que tan solo hay que animarse y tener coraje, es un poco irreal y una vez sales de los muros de la escuela te das de bruces con la poca solidez de tu fantasía: los procesos de solicitud son largos y tediosos, la toma de decisiones depende de todo el equipo docente, de sus agendas, de su ganas… y tan pronto como la idea nació empezó raudo el fin de sus días.

Venga Marisa, respetar siempre, cuando no obtenemos lo que queremos también.

El diseño de la secuencia de nuestro proyecto debía ser modificado ante las negativas, muy cordiales pero irreversibles de los colegios.

No hay mal que por bien no venga y tras esta experiencia desalentadora pensamos que si nuestro objetivo era presentarles a los niños a una Caperucita cosmopolita, afincada en Madrid, amante de la naturaleza y buena conversadora con los animales, podríamos sin duda encontrar la manera de seguir su rastro y así ha sido ¡hemos ido en busca de Caperucita!

Acción. Escuela laboratorio. Con el cuerpo, con la mente, con el corazón.

Y esta escuela que no para se calzó las botas de exploradora, se ciñó la motivación y ¡listos!, dos visitas, dos parques, uno en el barrio, Pinar del Rey, otro más lejos, La Dehesa de la Villa. Con la actitud del trabajo basado en proyectos, sistematización la imprescindible para que funcione, dirección la mínima para que el niño conserve su parcela de poder exploratorio.

Cada alumno ha contado con actividades que han alternado espacios cerrados, con entornos abiertos, tareas en plano real, tareas en plano digital, actuaciones individualizadas que promueven habilidades y competencias, actuaciones grupales que alimentan las relaciones sociales y su innumerables beneficios.

Desde el asombro a la implicación.

Por cierto, un día de estos escribiré sobre la naturalidad que ha logrado el recurso digital en la escuela. Me sorprenden lecturas de publicaciones que antes los ponderaban y hoy procuran restar virtudes. Al recurso lo hace importante el educador, si es sensible a la necesidad infantil, por un lado, y a la polivalencia del medio por otro. El uso «per se» es ineficaz y unas vez agotado el brillo del estrellato que supone decir que eres «¿un docente innovador?», la escasez de retroalimentación que se obtiene con un enfoque inadecuado agosta la motivación.

Sigo, en torno a Caperucita, el búho, el caracol, las formas, los colores, las texturas. Los frutos, las hojas, los árboles que se empiezan a desnudar, el sol que se despide a ratos y sin que aún se haya ido ya lo echamos de menos… tanto por aprender.

El lobo estuvo también con nosotros, andaba asustado, en el bosque había cazadores, ¡qué difícil es compartir espacios para algunas especies!

Emociona T se cuela por todos los poros de la actividad de la escuela ¿Y cómo no? Si todo nuestro comportamiento parte de las emociones. Vivencias cotidianas con tratamiento educativo. Ayudar a la regulación de las emociones en los niños trabajando nuestra autorregulación.

En el foro de la escuela, compartiendo con las familias herramientas para el desarrollo emocional. Lo que podemos hacer:

4-e1445267301750 Caperucita Roja en #MimaMadrid

Lo que hay que evitar:

  • Restar importancia (no le digas que no tenga miedo por tonterías)
  • Ignorar la emoción. Impedir que la expresen.
  • Centrarse en quitarle de encima la emoción en lugar de entender su significado.

5-e1445267431594 Caperucita Roja en #MimaMadrid

 

Una Caperucita que se ha metido en los hogares enREDados. «Padre, madre, estamos rastreando el paso de Caperucita por nuestra ciudad ¿tienes algo que aportar?» Ensanchando los horizontes de la actividad educativa, aunando las perspectivas de muchos, sumando complicidades.

En póster interactivo, más del bosque, del otoño, de los frutos, del color rojo…

Control de datos

En la era de la comunicación digital hemos buscado la cercanía a «la literatura sin letras». Citas con la naturaleza, diálogos con las pantallas, versos en pintura y papeles… las palabras encadenadas de los sentidos; todo de la mano de una niña, vestida de rojo, el color de la pasión.

Mostrando afecto por imágenes, lenguaje, símbolos, sentimientos y actuaciones.

Finalmente, el filtro de nuestra mirada, la de MimaMadrid sobre un cuento que perdura; hemos querido contribuir dándole vida para estos pequeños que sin duda, algún día, harán su versión de esta historia que empezó a contarse a través de sensaciones e imágenes, un día en la escuela…

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Filed Under: Trabajo por proyectos Tagged With: Desarrollo del lenguaje, Desarrollo emocional, Escuela Infantil Gran Vía, Otoño

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    Reader Interactions

    Comments

    1. Victoria says

      22 octubre, 2015 at 11:09

      La verdad Marisa que con Caperucita, el lobo, la ardilla, y todo lo que conlleva este cuento, yo también estoy aprendiendo, para mi entender MimaMadrid no solo es para los niños sino también para nosotros, los padres, ya que tenemos que aprender mucho de nuestros niños, aprender a verlos, a escucharlos y a dedicarle el tiempo que necesitan. Nuevamente gracias por regalarnos estos momentos únicos y maravillosos.

      Responder
      • Marisa Moya says

        22 octubre, 2015 at 13:18

        Así es Victoria, somos comunidad educativa y así funcionamos, con la colaboración de todos, aprendiendo todos con y de todos 🙂
        Los vídeos nos han dado la posibilidad de acercaros las vivencias cotidianas de los niños en la escuela, más allá de contarlo, es la oportunidad de verlos en acción ¡Un placer siempre!
        Muchas gracias por tu comentario.
        Un abrazo.

        Responder
    2. INMACULADA says

      23 octubre, 2015 at 3:03

      Ha sido una primera experiencia muy especial, quizás por ser la primera,quizás porque el cuento es muy cercano a ellos, quizás por todo lo que han descubierto a través del cuento ; que hay otros muchos cuentos de Caperucita y que nosotros hemos creado nuestro propio cuento. Han estado concentrados en cada actividad disfrutando, aprendiendo y compartiendo con toda la escuela, otros compañeros, padres…….Felicidades a todos!

      Responder
      • Marisa Moya says

        25 octubre, 2015 at 20:26

        Abrir las metodologías a la interacción con entornos de la ciudad y a la vez experimentar el mundo mágico de la fantasía y la imaginación a la que nos invitan los cuentos, es sin duda, una buen mezcla que no ha tardado en dar frutos. Nos hemos divertido y hemos aprendido ¡Todos! 🙂 Muchas gracias Macu!

        Responder

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