Hoy, has sido luz matinal, en la pantalla del móvil, una notificación, «Educa Bonito te ha etiquetado». Inicio de lectura bajo la todavía somnolencia para acabar en la más pura ensoñación. Sentimientos y pensamientos. Dándome permiso para acceder a la intimidad de un alma humana.
Impulsivamente los dedos se me iban al teclado. Un mensaje encendido empezaba a apuntar. Aquieté la emoción, quise que todo el significado de tus palabras me recorrieran el cerebro, por los cuatro costados. Quise mente plena, y las asociaciones de todo orden no tardaron en acudir. Así de inspirador es tu artículo.
Tú lo sabes, en noviembre inicio mi proceso de formación como entrenadora de facilitadores de Disciplina Positiva. Hasta hoy, he ido dando pasos en el camino altamente demandante de la necesaria reforma de las metodologías en educación. Que nadie crea que con el taller en el que me formé hace ya casi tres años se apaciguó el vértigo, todo lo contrario suscitó más dudas, nuevas preguntas, persiguiendo el cambio de actitud, de estrategias. Que nadie crea que aquella formación fue la llave para impartir talleres y no más. Aquella formación me hizo consciente de que, como decía Adler, conformarse y difundir enfoques muy esquemáticos sobre la práctica educativa nos haría desconocer los peligros de un reduccionismo que podría alimentar mucho más el sentimiento de impotencia de los educadores.
Si ya antes de que la Disciplina Positiva se instalara en mi vida siempre fui una maestra desasosegada, esta metodología del respeto mutuo vino a confirmar mi creencia. No dejes de serlo. Quien quiera leer en este enunciado la búsqueda de la perfección se equivoca meridianamente. Los enamorados de la DP lo sabemos, esta filosofía es coraje, es asunción de potencialidad, también de limitaciones y por eso es grande porque las limitaciones no nos sumen en la debilidad sino que son estímulo, acicate permanente para la mejora.
La perfección, educador, no existe, todo lo que te lleve a este camino es frustración y como tal incapacitador. La mejora es motivación, sabe de ti, de tus posibilidades, cuenta con tu motivación y construye con esperanza desde lo que ya eres.
En estos parámetros, María, me muevo, me meto en hogares, en aulas; soy consciente de que incluso los talleres remueven prácticas, no sé si consciencias y cuando lo pienso sigo sintiendo vértigo. En cada corazón, en cada mente ¿no hay una maleta llena de memorias? Cada uno, cada una, se abre al mensaje de DP, esta filosofía de vida no te deja impasible ¿Cómo se abren? Desde sus creencias, desde tus creencias. Con la lógica privada.
Y una vez que palabras y actuaciones inundan talleres, cobran una nueva vida, ya no son más tus palabras, son las apercepciones de cada persona. Y debe ser así, las herramientas de Disciplina Positiva no son ley, no son reglas, son revelaciones de lo mejor que cada individuo lleva dentro, que a poco que se vean mediadas por el interés, el esfuerzo, la imaginación, la fuerza de voluntad y un sí firme al cambio, no tardan en acortar el trecho entre lo que deseamos y lo que podemos.
Mis años de experiencia junto a niños muy pequeños me habían posicionado de «su lado». En este posicionamiento me encontraba dominada tantas veces de ponerles altavoz a los que sin duda son «los sin voz». Incluso, tengo que decirlo, desde la mayor de las imposturas, he denunciado violencia cruel porque arremete contra el indefenso. En este aspecto también la DP me ha servido, como bien dices, como alternativa para mitigar tanto agravio.
Me han devuelto la fe en nosotros mismos, en los adultos; ya no estoy tan iracunda (solo a veces), creo que podemos triunfar, creo que podemos resolver nuestros problemas, los que nos enfrentan a los niños.
El oscuro secreto que tanto me costó (me cuesta) alcanzar está escrito en el primer principio de Disciplina Positiva, es instinto en el ser humano, es necesidad primaria vital, la conexión.
Solo desde una actitud de entendimiento «de lo que nos mueve», solo desde la cercanía emocional, desde la toma de perspectiva, solo desde la compasión hacia uno mismo y hacia los demás, se supera esa tendencia atroz que nos hace no perdonarnos a nosotros mismos y juzgar a los demás, que nos lleva a posicionarnos ora en la inferioridad, ora en la superioridad. Tendencia traicionera porque reflexionar, interaccionar, vivir la educación desde la verticalidad es alejarse de la dignidad y el respeto y casi inexorablemente abocarla a la manipulación y el control. Las herramientas ya sabemos cuáles son.
Ahora, en este recorrido de aprendizaje, es fácil que las familias ilusionadas por las oportunidades de nuevas y más satisfactorias habilidades, quieran apreciar la tarea de la facilitación «Marisa, ojalá pudiéramos llevarte en el bolsillo». Cuando lo leo o escucho ya sé que he fracasado, que simplemente he vuelto a incurrir en el error de querer «llenar», en lugar de «sacar» las competencias de estas personas. La dichosa verticalidad usa trajes muy confusos, asoma como enemigo silencioso.
Quiero decirles, no, no soy yo, es tu necesidad de EDUCAR BONITO lo que te ha llevado a este punto, es tu proceso que fluye. Esto sí es DP. No es lo que yo sé, es lo que tú sabes y puedes hacer con tu poder y sabiduría. Yo he sido una señal que te ha invitado a parar, a entender dónde estás y qué quieres en educación. Las soluciones están en ti.
¿Cómo podría resumir tanto y tanto como he aprendido de las familias, de los maestros, en los talleres, por el mero hecho de ir desarrollando poco a poco la capacidad de introducirme en las situaciones de las personas que acuden en busca de luz, de consejo?
¿Cómo podría, María, expresarte que junto a este enorme beneficio, pegadito, permanece ahí, quedo, el temor a no ser lo suficientemente sensible? Quizás por ello intento siempre una susceptibilidad exacerbada al detalle y cuando leo que lo sobresale en la vida de un niño es lo que no hacen o lo que hacen mal, que se usa el castigo, que se somete con premios… rauda, pero ya no beligerante, sino firme e inspiradora en la orientación educativa, insto «si queremos niños cercanos, listos para involucrarse no podemos permitir que nos perciban como un peligro que no escucha, que no comprende, que no alienta». Adulto no seas para el niño territorio enemigo. Hay herramientas, no te sientas descorazonado, ni desanimado.
Querida María, a pocos días de volver a vernos, en una fecha más pero una fecha importante en nuestro calendario de formación, así con palabras atropelladas, reconocimiento y agradecimiento.
¡Seguimos María, empeñadas, con coraje, con sencillez, con pasión, abrigando la esperanza de algo más que efímeros cambios de vida!
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