
En breve estaré en un congreso Emma, Educa 2020, tengo que decir que no es mi escenario, te lo he contado, me «merma».
Mi ámbito natural es la escuela, sus gentes y sus experiencias, en el día a día. Lo que hace una maestra. De esto también hemos hablado.
¿Y por qué acudo a este evento? Pues creo que por responsabilidad con la comunidad docente. Imparto formaciones todas las semanas sobre Disciplina Positiva para el aula y confío en la energía que estos talleres movilizan en tantas personas que aun con toda la vocación soportan el lastre de una instrucción académica desactualizada.
Los docentes, Emma, necesitamos poder vivir nuestra sabiduría en la interacción con la infancia y los currículos levantan barreras y muros hasta hacer desistir a tantos profesionales de sus raíces y sus alas.
¡Siempre me dices que esta profesión es muy bonita! Yo así lo creo por eso hay que luchar por ella, somos casi determinantes en la sociedad a través de la influencia en la convivencia.
La solución no es el desaliento, el desaliento se aborda.
Hay programas que, si bien no son fáciles, son la alternativa a la deshumanización que se ha instalado en los centros escolares.
¡Niños y niñas que encuentren en el colegio espacios para ser y progresar como seres humanos!
Para ello es imprescindible que el docente haga uso de «su parcela de poder» en vez de esperar que sean otros los que nos saquen de este callejón sin salida. Es cierto que sería mejor con comprensión y ayuda por parte de quien corresponda; sin embargo no estamos dispuestos a pasarnos la vida con el anhelo de que otros cambien, cambiaremos nosotros Emma.
Este será el inicio de mi presentación… te cuento un poquito, ojalá pudieras estar ese día allí conmigo.
Agradecer es generar atmósferas de fortaleza
Estar en este congreso, con todos vosotros, será para mí un privilegio.
Participo con ilusión y compromiso al compartir en este evento la filosofía del lenguaje de amor.
Hace siete años, en mi escuela, tuvo lugar el primer taller de certificación en Disciplina Positiva en España.
Desde ese fin de semana muchas personas estamos trabajando en una tarea hermosa #CuidarInfancia con la mirada del respeto mutuo.
Jane y Lynn, Adler y Dreikurs… no solo entraron en mi vida, son el motor de un recorrido en el que ya no se trata de perseguir un sueño, sino que contamos con la belleza sin par de los beneficios en mentes y corazones de sus poderosas realidades.
Cada formación es una oportunidad para mí para agradecer, reconocer y renovar mi compromiso con el aprendizaje a través de la Disciplina Positiva.
Ésta es mi colaboración… voy a compartir en familia, en comunidad, con la cercanía que inspira el vínculo que nos conecta a los docentes.
Son cada vez más numerosas las voces que comparten la pasión por el respeto, la dignidad, el aliento y la pertenencia en educación y en las relaciones humanas.
Muchas personas aportan ideas y energía y, cada una de ellas es imprescindible y valiosa para ir configurando la nueva mirada hacia la infancia y abrir nuevos caminos en educación.
Sin el afán de enseñar nada, con el interés de compartir reflexiones que seguramente tenemos en común… gracias por esta invitación.
La Disciplina Positiva genera entornos y relaciones de seguridad y crecimiento personal
La Disciplina Positiva no es sencilla, sin embargo, es cautivadora. El inmenso valor que posee es que no asegura que los niños vayan a hacer siempre lo adecuado (no sería coherente aprender habilidades respetuosas que tuvieran como propósito controlar lo que decidís Emma), pero sí que nosotros, los educadores, estaremos trabajando de tal manera que la infancia pueda tomar las mejores de sus decisiones.
¿Cuántos pensamos que la relación con la infancia sería genial si solo el alumnado cambiara?
Podemos cambiar nuestra vida y la actitud de las personas que nos rodean simplemente cambiándonos a nosotros mismos». -Rudolf Dreikurs.
Esta es, de manera muy resumida, la propuesta de la Disciplina Positiva, repensar las relaciones en los hogares y en las aulas para mejorar el trato humano.
Entra en su mundo, sin comprender a la infancia no nos pueden vivir como educadores confiables
La infancia la damos tan por sentada que apenas reparamos en ella. Invertimos muchos esfuerzos, energía; sin embargo, de dónde partimos, os pregunto ¿cómo es un niño, una niña?
En los últimos treinta años está aconteciendo una revolución en nuestra comprensión científica de la infancia.
¿Cómo les gustaría ser descritos? ¿Emma te gustaría que pensáramos que eres una adulta sin hacer? Algún día leerás a Alison Gopnik, Emma.
Ellos y ellas ¿son irracionales, amorales y egocéntricos? No son mayores deficientes, adultos primitivos que gradualmente alcanzan perfección y complejidad.
No son un punto en su línea de vida para ser adulto.
Os reto a usar otro enfoque:
Ellos y ellas aprenden más, imaginan más, y experimentan más de lo que nunca en la vida volveremos a hacer.
Recordando a Dreikurs y sus enseñanzas, es imperativo aprender a verlos desde la fortaleza y no desde el déficit porque esta perspectiva nos acerca a los niños y posibilita que no encuentren en nosotros esa mirada de lo que les falta, incluso las barreras y obstáculos para poder hacer lo que deben, construirse desde la confianza y la fe en sus posibilidades.
Aprender a verlos desde sus fortalezas nos permite pasar de adulto exigente, apremiado y que apremia e incluso desconsiderado, a adulto disponible y alentador.
Cuando nuestra mirada cambia podemos percibir que el “as” en la manga de la infancia es la imaginación.
Alison Gopnik los describe bien:
Son criaturas radicalmente diferentes a los adultos, con mentes diferentes, con recursos distintos.
Son el departamento I+D de la vida ¡Son búsqueda y exploración!
¿Podemos verlos de esta manera? Si es así, ellos y ellas cuentan con adultos solidarios.
Son aprendizaje en estado puro y el aprendizaje, creo que estamos de acuerdo, es cambio. Esta capacidad de cambio es el que ha permitido que nos sobrepongamos a la criatura del Pleistoceno, dominada por las memorias ancestrales de antepasados (determinismo genético, sin posibilidad de salirse de memorias de especie) y podamos gozar de un mundo inventado, un mundo imaginado.
La infancia es la que tiene este poder de escapar a las limitaciones de la mera evolución, tienen soluciones creativas, cuenta con imaginación, cambian al mundo y a nosotros mismos. Goza de una maquinaria potente, un hemisferio derecho cerebral que mezcla como lo hará el mejor alquimista, emoción e imaginación. Sin cortapisas de los frenos de la corteza prefrontal, la infancia no está cercada por este poder inhibitorio.
Consideran todas las posibilidades, incluso las que no te vienen bien a ti.
La carencia del fuerte control prefrontal durante muchos años es su gran ventaja para poder imaginar, aprender, cambiar.
Este es el inicio para presentar un programa que da respuesta a la revolución pendiente en educación, el jueves 27 de febrero estaré en Santiago de Compostela entregada a un compromiso y agradecida por la invitación para compartir.
Y esta mi presentación:
NOTA: Este artículo es mi «presente» para una niña, una pequeña gran mujer de seis años a la que no sé explicarle qué es sentirse mermada y sin embargo quiero trasladarle que acudir a un congreso es mi manera de no dejarme achicar por mis sentimientos sino abrazarlos y crecer de y con ellos ¡Gracias Emma eres inspiración para mi!
ACTUALIZACIÓN:
Os comparto el vídeo de la conferencia en el Congreso Educa 2020
Muy buena tu presentación, Marisa, gracias por compartirla. Solo una cosa, en una de las diapositivas pone «logo» y aparece la foto de un chimpancé. No sé si es parte de la presentación o se ha colado. ¡Disfruta el congreso!
Es parte Silvia 🙂 Pone «mono-logo» La educación no puede ser un «monólogo»
Muchísimas gracias por estar atenta, por avisarme, por comentar…
Besiños!