Un año más y a pesar de «la que está cayendo», la despedida del año es en positivo para nuestra escuela (no confundir con nada que tenga que ver con economía).
Pudiera sonar a optimismo ilusorio. No lo es…
El «no te rindas» que gritaba en el mes de diciembre de Amigo Árbol viene de atrás, pone voz a un anhelo que ya cuenta con año y medio, Escuela enREDada.
Nos revolvió por dentro, nació con la exigencia de lo que deseas ardorosamente. Qué os voy a decir que ya no sepáis sobre todo lo que nos ha dado. Experiencias que nunca hubiéramos soñado ni dando cuerda a la imaginación porque es mucho más que individualidad, trasciende a lo que cada uno pudiera añorar.
Hemos querido juntos y de eso podemos sentirnos orgullosos todos.
Un lazo invisible ya nos recorre y une en el quehacer diario, un lazo que en los principios del proyecto a cada poco parecía quebradizo y confieso que esa vulnerabilidad disparaba los latidos de un corazón que palpita para y por la Educación Infantil.
Ella se lo merece porque es cimiento y base, sencillamente necesaria para crecer y ser ¿Podíamos hacer oídos sordos, podíamos seguir instaladas en la costumbre?
Dimos un solo NO y a partir de ahí la mirada siempre ha sido en positivo.
Hay que implicar a los padres, hay que modificar estrategias didácticas, hay que revolucionar los recursos metodológicos, hay que compartir nuestra actividad, hay que asomarse a la red leer, aprender y aprehender, hay que modificar actitudes, hay que evaluar lo que hacemos, lo que asimilamos, lo que trasladamos, lo que no logramos…
Y mientras con el termómetro de las emociones, nos hemos medido y os medíamos y con la varita mágica, ilusión para superar los momentos difíciles y elixir para estirar los gozosos.
Y mientras hemos paseado el espíritu de enREDo allá donde nos han invitado a compartirlo. Compañeros docentes han sido arrope en los nervios, incertidumbres e inquietudes. Por primera vez en nuestras vidas, la burbuja escuela no era tal. Chiquitina como siempre, grande porque hemos contado con cariño y apoyo, con curiosidad e intercambio incluso desde el otro lado del mundo. Nadie lea presunción, es agradecimiento sin fin.
Y si os parece complaciente el artículo, en su descargo tengo que decir que sí, que estamos muy contentas, que los logros han sido savia para el proyecto y que de vez en cuando «jalearnos» espolea motivación pero que la complacencia no se traduce en lasitud porque Escuela enREDada tiene una gran exigencia que es virtud y fuerza, es un proyecto vivo que se alimenta del esfuerzo y las ganas de todos.
Ha crecido en paralelo a tiempos inesperados, incluso indeseados. Quizás también por ello la vivimos más intensamente, con el ansia de que reinventando la pequeña parcela de mundo que nos toca, algo cambie para bien.
Para el año que entra ¿por qué no? os deseo, nos deseo desvelo por reaccionar ante lo que no nos deja ser, pasión para perseguir los sueños.
¡Feliz Año!
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