
Son tantos los renglones escritos en este blog, son tantas las experiencias de Infantil que hemos mostrado, son tantas y tantas las maneras que hemos intentado para dar visibilidad a nuestra labor que si fuera objetiva tendría que desesperar y tirar la toalla cuando veo que de nuevo se nos ningunea y hasta se nos desprecia, nada más y nada menos que desde la administración.
Sí, la que debería ser garante del cimiento social nos ha vapuleado.
Son malos tiempos para todos y no trato con esta publicación de exigir ningún trato de favor que no nos pertenezca. Requiero reflexión sobre lo que se está haciendo y a dónde nos va a llevar.
Mirar atrás para aprender del pasado
Mirar atrás, revisar el pasado sienta bien si puedes aprender de él…
Llevo 42 años acompañando a infancia, muchos de vosotros no sabréis que cuando ningún organismo se molestaba en pensar que las familias precisaban aliados para la crianza, las escuelas infantiles lo hicimos. Como pudimos. No tuvimos nunca apoyo. Digo 40 porque es lo que he vivido en primera persona y es de lo que puedo hablar.
No apelo a la lástima, lo hicimos porque lo decidimos; siempre tuve claro cual era mi lugar profesionalmente ¡con la infancia!
Hemos trabajado reinventándonos, con coraje. Como podíamos porque la formación que recibíamos, amén de deficitaria, no tenía nada que ver con un tratamiento adecuado de la infancia. A veces pienso que ni tan siquiera en la Universidad se conocía naturaleza infantil porque no quiero pensar que hubieran otros motivos como la desidia para el necesario, urgente, cambio que lleva décadas clamando al cielo.
- La mente infantil no funciona como la de un adulto, conocerla es inexcusable para que puedan fortalecerla.
- La infancia aprende mediante la curiosidad y la experimentación, de dónde nos hemos sacado la idea de ambientes con niños sentados y obedientes. Esto se llama negligencia y maltrato.
- Una escuela es una comunidad, sin la complicidad de las familias no puede haber coherencia en la vida de los pequeños.
- El profesional de Educación Infantil acompaña procesos y para ello tiene que haber trabajado esta mirada, basta ya de evaluaciones trasnochadas que persiguen resultados y abruman a los niños que ajenos a tu ignorancia pueden llegar a pensar que los que no dan la talla son ellos.
- Educadoras y educadores con entrenamiento específico y altamente especializado en autoncontrol y habilidades de autorregulación ¡Cuántos niños y niñas se habrán vistos afectados en el cableado cerebral por la nula formación en habilidades socio emocionales de sus cuidadores!
- …
Esta sí es la revolución pendiente de Infantil que es a su vez la revolución pendiente de la humanidad.
Musculatura social
Estos sí tendrían que ser los objetivos de una administración que sabe lo que hace, que quiere encontrar soluciones, que prioriza lo necesario trabajando al unísono con los profesionales de Infantil y promoviendo políticas activas para la mejora de las interacciones con el sector más vulnerable de la sociedad.
Esta no es, ni de lejos, la realidad.
Formación deficitaria, abandono institucional para nuestros derechos y sobreexigencia incongruente en los deberes. Y nos hemos dejado dominar, hasta aplastar.
No voy a poner el foco solo fuera, sin autocrítica sería sesgado. La etiqueta que nos ha acompañado a «las de Infantil» de poseer un corazón grande también se volvió contra nosotras. Como poseíamos motivación y vocación se dio por hecho que esto era suficiente bueno para los peques.
Se ha trabajado mucho, sin consciencia, sin repensarse, sin valorarse.
Ni formación adecuada, ni apoyos, ni procesos internos de seguimiento y supervisión de los proyectos…
Con la mente ocupada por nuestra labor, que ahora muchas familias están viendo que era importante, que ilumina el alma y que a la vez desgasta, no hemos tenido en cuenta que todos estos indicadores sociales eran una amenaza. Ojalá que solo fuera para nosotras, no, muestra que entre todos ¡nos hemos olvidado de configurar una sociedad que brinde a los pequeños la calidad de vida que sienta bien para hacerse fuertes por dentro!
Grave error, no respetarnos a nosotras mismas. No nos dimos valor y de estos barros vienen estos lodos. No hemos sabido exigir esa formación acorde con lo que necesitábamos, no hemos sabido mas que trabajar y trabajar.
La minusvaloración está tan instalada en nuestro gremio que hemos normalizado lo inadmisible.
La huida
Las escuelas privadas hemos vivido con normativas al albur de los programas electorales; con los requisitos que nos hicieron, en muchos casos, hipotecar nuestras vidas, véase las exigencias de la LOGSE para que luego, una vez contábamos con lo exigido se nos pasara por encima a caballo. No nos tuvieron en cuenta en la creación de escuela pública ¿para qué? Total habíamos sacado las castañas del fuego a la administración durante décadas, sin reconocimiento, sin apoyo, eso sí sumisas. Sin voz, sin presencia, sin reconocimiento.
Los proyectos de escuela pública, en muchos casos, fueron adjudicados a empresas «poderosas» económicamente, a amiguismos y contactos del poder establecido, en otros. Se lo fui a decir personalmente a Esperanza Aguirre en su momento, ya entonces mi carta se llamaba «crónica de una muerte anunciada». No soportaba que en la adjudicación de escuela pública Eulen tuviera prioridad sobre los proyectos educativos de personas que llevaban muchos, muchos años viviendo, trabajando y sintiendo Infantil.
También luché cuando decidieron «romper» la etapa en dos ciclos, entonces escribía a mano, una carta que llevaba personalmente al entonces Ministerio de Educación. Apelaba ¡no lo hagan! No le hagan esto a la infancia.
Mientras escribo los años de experiencias se me vienen encima, pesan. Una letanía interminable de marcadores que abrumaría a cualquiera.
Y aún así seguimos, no es fácil acabar con una educadora de Infantil, trabajamos para alguien que para esta sociedad todavía es un perfecto desconocido, el niño, la niña.
Ser educadora de Infantil, hoy, es casi un alarde de inconsciencia. Te salvan tus alumnos pero te matan las mil aspas de molino con las que hay que lidiar. Hemos caído en ciertas trampas de un sistema de enseñanza que no sabe #CuidarInfancia y al asumir el despropósito hemos contribuido a esta postura.
Ser educadora de Infantil es contar con sueldos irrisorios pero lo que está claro es que nuestro cliente no se merece que alguien que trata con construcción humana no se actualice o se quede contento con lo que recibe en el módulo o en el grado, atrasado, desactualizado, obsoleto. Se saca de donde no hay, se paga a plazos lo que tendría que formar parte del curriculum oficial. Nos planteamos qué pasaría si un cirujano siguiera operando con las estrategias del siglo XIX ¿te tumbarías en la mesa del quirófano?
Pues así se está formando a la mayor parte de los educadores de Infantil. Hemos normalizado lo que se ha hecho costumbre.
A veces la sensación de hastío puede ser el acicate para desarrollar «otra mirada».
Educadoras huyendo de lo normalizado, de lo «formal», buscan alternativas, para hacerlo (qué pena que haya que hacerlo porque la administración no garantice lo suficiente) se viven proyectos al margen, sin normativas que de igual manera redundan en el desamparo a la infancia.
Los que hemos seguido trabajando desde «dentro» del sistema sentimos que estamos al límite.
Amamos infancia pero tenemos un escaso o nulo poder para acabar con esta sinrazón del cuidado, descuidado, de la infancia.
El COVID
Y llega el COVID y ya el ataque es feroz, en tromba, afloran los errores no trabajados; nos retiran las ayudas de la Consejería, se retiran y frenan los proyectos de las escuelas públicas, nos «malcomparan», nos desprecian, nos quieren quitar el derecho a sobrevivir… #etapamaltratada.
Se hace totalmente patente el lastre que arrastramos ¡no importamos!
No pedimos caridad, reclamamos consideración y apertura mental. No pedimos privilegios, exigimos DIGNIDAD. No somos una parte del sistema educativo, somos la parte esencial del sistema educativo.
Ya está bien de ignorancia, lean, estudien, prepárense para cuidar infancia de una manera apropiada ¡No es solo el derecho de la infancia, es el deber de una institución que se precia de tener autoridad en la materia!
Cuidemos las escuelas, no hay inversión más valiosa.
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