
Este mes se ha publicado el número 37 de la Revista Educación 3.0 en la que se me ha invitado a compartir reflexiones sobre Disciplina Positiva.
Agradecida por permitirnos nuestra aportación a la renovación en centros y comunidades escolares.
¿En qué consiste la Disciplina Positiva? ¿En qué ámbitos es importante su práctica?
La Disciplina Positiva es una filosofía de vida, es una manera de organizar las relaciones y el trato humano salvaguardando la dignidad y el respeto al que todas las personas tenemos derecho, la infancia también.
Es acompañar a nuestro alumnado, en la obra creativa que es la construcción humana, hacia comportamientos razonables, con alternativas más éticas y humanizadas. Como decía Dreikurs,
Se trata de enseñar a los docentes a educar mejor, con el fin de una intervención preventiva y no meramente correctiva”.
Este camino no es la vía más rápida o cómoda para el adulto, sin embargo es necesaria por nuestro compromiso y responsabilidad hacia la infancia.
Los ámbitos fundamentales son el hogar y la escuela.
En la escuela, ¿cuáles son los aspectos fundamentales que deben conocer los docentes para aplicarla con el alumnado?
Uno de los aspectos destacados a la hora de aplicarla es tener en cuenta que, querámoslo o no, tenemos una influencia casi determinante en la vida de nuestros alumnos y la realidad de las aulas es que esta “huella” no es una prioridad en los programas, aunque figure en el ideario de las escuelas.
Ellos y ellas predeterminados para crecer, nosotros ¿concienciados para apoyar y alentar el desarrollo de habilidades para vivir?
Ser conscientes allana el camino de la renovación educativa.
Ser docente no es fácil. Ser alumno en un centro que no asegura educación integral, tampoco. La exigencia debe ir en consonancia a la responsabilidad que contraemos cuando decidimos vivir la docencia.
Cuando un centro escolar opta por la Disciplina Positiva está abordando un programa de comunidad educativa en la que los niños y niñas pueden ver satisfechas sus necesidades.
- ¿Estoy comprometido con el desarrollo de meros objetivos académicos en mis alumnos o puedo ser un educador que asegure la pertenencia y aliente la capacitación de mis alumnos?
- ¿Se ejercita el poder personal en tu aula, los niños tienen oportunidad de sentirse valiosos, significativos? ¿Mis alumnos tienen tareas de importancia en el aula?
- ¿En mi comunidad se invita a la obediencia o se puede crecer y aprender? ¿Cómo se regula la convivencia? ¿Son reglas “labradas en piedra”? ¿Cuáles son los acuerdos en esta comunidad? ¿Mis alumnos ayudaron a crearlos? ¿Hay consenso? ¿Cómo perciben mis alumnos el clima del aula?
- Niños y niñas informados, orientados, seguros, confiados: ¿Las rutinas están claras y bien establecidas? ¿Mis alumnos las entienden? Los niños sienten rebeldía cuando les dicen qué hacer, pero se muestran cooperativos y harán lo que necesitan si han sido involucrados respetuosamente en el proceso.
- ¿Cómo me controlo a mí mismo cuando me siento estresado? ¿Qué hago cuando “me destapo emocionalmente”?
- ¿Hay recursos en el centro para identificar las emociones, para manejar el estrés? ¿Los niños conocen maneras de comunicar lo que sienten, lo que piensan, lo que necesitan? ¿Sin herir, sin lastimar?
La vivencia de la Disciplina Positiva en un centro escolar supone que el docente se permita a sí mismo:
Una revisión profunda de creencias y un cambio sistémico para crear potentes comunidades de aprendizaje en las que todos los alumnos puedan desarrollarse social, emocional y académicamente.
Aprender a educar desde el respeto mutuo, alejados de estilos autoritarios que solo se enfocan en resultados inmediatos obtenidos a través del control, el premio y el castigo, alejados también de estilos permisivos, que dejan al niño carente de un marco de normas claras y consistentes que le impedirán lograr el autocontrol emocional.
No es un cambio de un día para otro, sin embargo, es una renovación que ya es urgente por necesaria. La dificultad no debe ser un obstáculo insalvable.
¡Se precisan aulas humanizadas!

¿Cómo ayuda este enfoque en la educación de los estudiantes? ¿Influye la educación emocional en ello?
La mejora de la escuela es un compromiso ético del ser docente y no será tal si no supone una “mejora humana”. Para que este cambio de paradigma sea una realidad es importante aprender a educar integralmente.
Niños y niñas “vistos” en la escuela. Esta es la prioridad ineludible de un centro escolar.
No parece razonable que para ser alumno haya que renunciar a la voz de una parte considerable de tu mente, la emocional. Somos emociones y todas ellas son útiles al individuo si se identifican, se modulan o sencillamente se transitan desde el autocontrol y la autorregulación.
Sigue habiendo centros que consideran que el propósito de la escuela es el aprendizaje académico y aplican disciplinas para controlar a sus alumnos (premios y castigos) porque piensan que así se apoya la excelencia académica.
Este planteamiento resulta fracasado.
La optimización del aprendizaje no se logra controlando a las personas sino asegurando su pertenencia, los niños y niñas tienen que sentirse sentidos (Daniel Siegel).
Lo que los niños sienten y piensan no solo es importante, sino que debe ser reconocido, abordado e incorporado a las estructuras cotidianas del día escolar para que el aprendizaje sea significativo.
Son ya numerosas las investigaciones de la Neurociencia que demuestran que, a menos que los niños y niñas aprendan habilidades socio emocionales, les será difícil aprender y los problemas de comportamiento no disminuirán.
“Niños fuertes por dentro” exige de la comunidad docente dedicar el tiempo necesario para que la infancia pueda conocer y desarrollar las habilidades fundamentales para trabajar y convivir de manera más eficiente y con respeto.
Sin validación emocional, sin empatía el cerebro no aprende bien. Así lograremos la confianza del alumno, la creencia de que ellos aportan habilidades únicas y experiencias para su propio aprendizaje.
Hay otra manera de educar incorporando a los niños a las tareas de su comunidad, aprovechando sus cualidades y también sus defectos, inspirando optimismo creador en los educadores para transferirlo, provechosamente, a los niños, en miras a la consecución de un mundo mejor. Rudolf Dreikurs
Uno de los objetivos de la disciplina positiva es tratar de entender qué hay tras la conducta de los estudiantes. ¿Qué aspectos tienen que tener en cuenta los docentes para llegar a ello?
Entrar en “el mundo del niño” es aprender a descifrar el código del comportamiento inadecuado.
Aprender a ver qué comunica la conducta, la tuya, la suya.
El comportamiento es una señal valiosa cargada de sentido.
Entender el significado del comportamiento puede desbloquear el aprendizaje.
…
¡Mucho más valioso que el control! Aprender a ver el intento equivocado que supone el mal comportamiento para lograr la pertenencia.
Adler creía que somos seres sociales que adquirimos nuestros «estilos» de vida a través de las creencias que formamos sobre cómo encontrar pertenencia e importancia en nuestros círculos sociales.
La conexión pues es la finalidad de todo comportamiento durante toda la vida, a través de ella logramos sobrevivir y que no engorden los sentimientos de inferioridad, logramos ser vistos y también sentirnos valiosos.
La manera en la que los humanos intentan alejarse de la sensación de inferioridad es a través de un sentimiento de conexión e importancia. Dejar de considerar que la conducta inadecuada es querer desafiar al educador para poder ver que es una solicitud de ayuda nos permite ser ese educador que comprende y alienta en vez del educador que juzga y sanciona.
Solo la cercanía, disponibilidad y sintonía de un adulto puede garantizar que las necesidades infantiles no truequen en debilidad, sino que sean crecimiento y capacitación.
Lo que decide hacer el adulto educador determina prácticamente lo que vendrá después; no solo en el presente, sino que cada decisión infantil forma parte de una plantilla que dará soporte a los sentimientos, pensamientos y actuaciones en el futuro.
¿Puedes aprender a ver todo el iceberg humano?

¿Es importante que docentes y familias vayan de la mano en su aplicación? Es imprescindible la alianza con las familias, unir fuerzas, nutrir los apoyos
No es solo importante, es imprescindible la alianza con las familias. Educar en compartimentos estancos puede sumir a niñas y niñas en la incongruencia de finalidades y estrategias por parte de ambos núcleos, familia y escuela.
Los canales de comunicación deben quedar establecidos en una comunidad educativa para que la información fluya y se busquen nexos. Los niños necesitan entornos coherentes porque el cerebro aprende de y a través de la coherencia.
Y para ello es preciso que los progenitores vean que su pertenencia es estimada, significativa y valiosa. No se trata de padres y madres espectadores, sino de padres y madres cooperando, contribuyendo y trabajando las finalidades de una comunidad que aprende y crece desde el respeto, de forma funcional y saludable.
¿Por qué el castigo no sirve como estrategia educativa? ¿Qué alternativas hay?
Nuestros métodos para tratar a los niños están basados en la tradición autocrática. Todas las deficiencias, todos los fracasos son considerados tradicionalmente, una violación a los mandatos y obligaciones, que no puede ser tolerada por las autoridades que los establecen. El estímulo se ofrece únicamente a aquellos niños que muestran su interés y esfuerzo… Los que se sienten descorazonados y abandonan sintiéndose fracasados, son mirados como rebeldes y necesitados de una acción punitiva, en lugar de un estímulo. Como consecuencia de esa tradición, todos conocemos perfectamente cómo descubrir faltas, degradar, tomar represalias, humillar y sermonear; pero, cuando se trata de estimular, somos incapaces e ineptos” (Rudolf Dreikurs).
Hay muchos docentes que todavía creen que deben emplear la fuerza para influir sobre el niño, cuando su comportamiento no es el apropiado; que tenemos que demostrarle nuestra autoridad, hacer que escarmiente, explicar y aconsejar repetidamente, pero, en ningún momento, dejarles escapar sin su merecido castigo.
El castigo es fruto de la inseguridad adulta en sus propios recursos y estrategias para educar.
Los niños necesitan adultos que les hagan sentir a salvo en la tormenta emocional, necesitan neuronas espejo calmadas. Necesitan tu «capacidad para «estar con» cuando sienten emociones perturbardoras.
El mal comportamiento te da pistas sobre dónde necesita el niño su “gimnasio de habilidades socio emocionales”.
Los niños deben poder revisar su comportamiento, en un ambiente seguro, sin juicios, sin culpa, vergüenza o sufrimiento, descubrir cómo afecta a los demás e involucrarse en soluciones.
Para que desarrollen el uso positivo del poder necesitan oportunidades de contribuir de forma útil, en un ambiente que los aliente pero que también les haga tomar responsabilidad.
Cambios sólidos ¡Fuertes por dentro!…
¿Qué debe suceder para que los niños puedan afrontar conflictos de manera efectiva? Los niños están más dispuestos a resolver problemas cuando sus sentimientos son comprendidos ¡Valida! No perdamos oportunidades de modelar oportunidades, no se las hagamos perder, apoyemos la iniciativa infantil. Pensemos cuánto tiempo invertimos en cambiar los comportamientos ¿podremos hacerlo en modelar y permitir el ejercicio de habilidades?
Cuando no lo hacemos estamos obstaculizando la capacitación de los niños y alimentando las reacciones más primitivas de los cerebros infantiles.
Piensa, si no vieron cómo se aplican las habilidades, si no las estrenaron, si no las ejercitaron ¿las vas a exigir después como si las hubieras mostrado, como si las hubieran desarrollado?
¿Podría darnos tres consejos para que los docentes comiencen a introducir este enfoque de cara al próximo curso?
Sin ánimo de convencer, con la ilusión de aportar me inclino por estas tres orientaciones:
- Normaliza el buen trato en tu aula, crea atmósferas de armonía y bienestar.
- Acoge, valida, disfruta de los procesos, no seas presa de la urgencia de los resultados, algunos tardarán años en llegar… Confía, alienta… cuando no pueden, cuando no saben, es cuando te necesitan.
- Aflora lo que te sugiere tu corazón, escucha su voz.
Gracias por leer.
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