Tan solo unos meses de mi primera publicación sobre Disciplina Positiva. No voy a decir que la inquietud por la manera en que los adultos afrontamos la conducta inadecuada de los niños surgiera a raíz del conocimiento de este método, bulle en mi desde hace muchos años, pero sí puedo afirmar que he encontrado el marco que da cabida a esa búsqueda de soluciones que conlleven una actitud positiva hacia los chicos.
Este es el primer artículo de una serie que me he propuesto escribir. Nada más lejos de mi intención que hacer descripciones meramente teóricas, parto de la base de que los adultos tenemos mucho que ver en los problemas de conducta de los niños y que dejando de lado sentimientos de culpabilidad, debemos responsabilizarnos de la actitud y podemos mejorar la manera de actuar en la vida cotidiana.
Junto a los tres kilos de carne más o menos sonrosada, llegan a este mundo, con el nacimiento de cada criatura, un buen manojo de expectativas. Comienza el viaje largo que supone la educación de un niño.
Soy el tripulante, el piloto. Tengo claras las metas.
Pasan dos años. El niño no come o no duerme, o se parece más a la niña del exorcista que a un querubín. Y no se entiende nada de lo que hace, empuja a la desorientación y hasta consigue, en muchas ocasiones que las madres y padres se cuestionen a si mismos saliendo malparados en la contienda, con corazones latiendo al son de la insatisfacción y la frustración. Y titubeamos, del estilo autoritario que nos lleva «al no me soporto», al estilo permisivo, «no le soporto».
Debería seguir siendo el tripulante pero la nave no responde, el destino, las metas educativas se desdibujaron ¿dónde hay una brújula?
Y lo que es más importante ¿dónde está el niño? ¿Cree que comprendemos su punto de vista? ¿La relación ayuda a su desarrollo, a su autoestima? ¿Genera destrezas para que el día de mañana sea un ser humano efectivo, feliz y miembro contribuyente al bienestar de su familia y la sociedad? ¿Qué trato de conseguir del niño? ¿Conozco a mi hijo, siento la curiosidad de saber quién es?
No estamos solos, la situación la podrían suscribir muchas familias. La tarea de educar no es fácil.
La propuesta de Disciplina Positiva es tejer un puente sólido entre las expectativas y las estrategias, que no nos va a garantizar el éxito siempre pero seguro que no buscamos ser educadores perfectos, lo que anhelamos es mejorar para seleccionar las herramientas más apropiadas según nuestras circunstancias. Herramientas que aseguren al niño el derecho a ser tratado con dignidad y respeto porque a menudo nos implicamos emocionalmente y perdemos la perspectiva y el sentido común.
Esta es la invitación de esta entrada ¿estás listo? Desterremos prácticas basadas en el temor, la vergüenza o la humillación, los niños merecen tener esa oportunidad. Aprendamos juntos estrategias flexibles, ya que no todos los niños son iguales, más efectivas porque lo importante «no es ganar a los niños sino ganárselos», de mirada larga, que desarrollen las competencias para la vida… en un entorno amable y firme.
¿Tienes confianza en el niño? Cuando confías es más fácil dejar de controlarlo y castigarlo.
¡Lista para reflexionar y aprender, os convoco a ser miembros activos en Disciplina Positiva España! ¿Nos acompañáis? Eso sí, tened en cuenta que el periplo dura años 😉
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