Tan solo hace unos días despedía este curso escolar, no era el fin. La escuela sigue en julio. Es un mes especial nos dedicamos a hacer encaje de bolillos para cuadrar necesidades, las vacaciones del equipo educador, las demandas de servicio de las familias y por último, aunque para nosotras lo prioritario, la necesidad de relax y diversión de los chicos. Ellos también han cumplido a lo largo del curso con una agenda repleta, acomodarse y adaptarse a un entorno distinto del familiar (todo un esfuerzo, todo un mérito), cumplir con sus rutinas y aprovecharlas para crecer en lo individual y en lo social, integrarse en programaciones que con esmero se han elaborado para ellos pero que hasta que no se ponen en funcionamiento no sabemos si responden a las características vitales, si son lo suficientemente motivadoras, si promueven aquello que siempre es finalidad en Infantil, desarrollo y maduración. Son niños pequeños, muy, muy atareados.
En esta comunidad enREDada todo resulta más sencillo, no hay barreras, no hay paredes de por medio, los padres conocen las entretelas de la organización y se amoldan a un mes distinto. De todas estas experiencias distintas al resto del curso hay una que sobresale. Recibimos con mucho agrado alumnos que ya están en los colegios, que han crecido, que son mayores pero no tanto como para asistir a talleres o campamentos que pierdan esa connotación de familiar que tanto bien hace a los niños de la etapa de Educación Infantil.
Pensando en ellos, pensando en todos, hacemos un grupo diverso. Se forjan vínculos de relación que se parecen más a la vida real, la que queda fuera de las instalaciones de la escuela. Se potencian la cooperación y la colaboración, cada uno, en función de su edad puede poner en práctica sus habilidades y fortalezas. Los mayores hacen un festival exhibiendo todo aquello que han aprendido en un año sin vernos, los pequeños miran, escrutan, imitan, adoran, aprenden…
Como nosotras sabemos que las experiencias placenteras son la base de las relaciones sólidas no tenemos mucho que pensar, tan solo organizar un plan que invite a disfrutar unos con otros, del entorno y de las vivencias.
Ya llevamos varios años de talleres de vacaciones. Elegimos un tema y lo dejamos muy abierto, no nos gusta lo que no tiene flexibilidad. Según lo vamos degustando va cogiendo unos derroteros u otros. El curso pasado empezábamos construyendo un avión, al final llegamos a África, seguimos con un submarino y acabamos explorando el fondo marino.
Este curso nos decidimos por el circo, creo que la influencia de Calder al trabajar la pintura en mimaMADRID fue totalmente inspiradora. La idea no era mirar, que es lo que se suele hacer cuando vas la circo, la idea era conseguir esos bienes preciados que son la alegría y el disfrute, metiéndonos en la piel de otros.
Alguno al ver el vídeo pensará pero cuánto han trabajado estos chicos, así es, han tenido trabajos de importancia, se han sentido útiles, se han sentido capaces de crear porque han tenido la oportunidad de hacerlo.
Vais a ver como tiñen sus camisetas de payaso, pegan papeles y dan forma a los micrófonos que luego les darán voz, se tornan sombrereros, se disfrazan la nariz, se vuelven poetas para introducir cada rol… todo eso estaba previsto, ser malabarista, payaso, equilibrista, presentador, pero quisieron más, quisieron un compañero, quisieron un caballo. Sobre ruedas, con cuerpo de madera y cartón, con carita que fue cogiendo forma con las caricias del papel de seda pegado por los niños, con la vida que ha cobrado al albergar en sus entrañas los cuerpos de sus deseosos jinetes, se desplaza por la escuela como uno más en el circo de los niños.
Dejaría de ser una experiencia nuestra si nos limitáramos al plano real, integrado, como siempre en Escuela enREDada, el circo también ha sido vivido en el plano digital. Un recurso hermoso elaborado por Ana nos permite estar bajo la carpa. En cada diapositiva los niños son por propia elección un artista u otro, se oyen sus voces, construyen y deconstruyen puzzles, cotejan con otros circos mediante enlaces a vídeos, escuchan música, la sienten y la bailan… ríen, juegan, gozan.
Fruto de la experiencia el que ya se ha convertido en aliado didáctico, un póster interactivo donde guardar recursos sobre el tema y al que poder acudir en busca de medios y actividades. A vuestra disposición…
No es tiempo de lecturas densas, no os acaparo más, no dejéis de ver a los chicos.
¡Feliz verano!
Grande!
Qué bueno!
Espectacular. Es increíble la sinergia que hay entre todos con la diferenciasde edad. Y la implicación/motivación!
Muchas gracias por dejarnos colar en el espectáculo! 🙂
Es una experiencia estupenda Rosa! Gracias a vosotros por permitirnos seguir disfrutando del crecimiento de Mateo.
Besos!
Ha sido una experiencia muy divertida. Los niños como siempre dispuestos y entregados en cada actividad, ¡¡¡disfrutando!!! y con mucha ilusión. Como dicen ellos son GENIALES.