El viernes hemos ido al teatro. Ésta es una de las cuatro salidas que, todos los años, programamos para los niños. Es toda una experiencia, es todo un acontecimiento socio-afectivo. Salir de la escuela, hacer una excursión, no es cualquier cosa a los dos años.
En el mes de Septiembre, todos los cursos, recibimos la información/oferta de las campañas de teatro y títeres para escolares. Nosotras las estudiamos, decidimos y reservamos. Normalmente, vamos en Febrero y Mayo.Y aunque valoramos otras ofertas, siempre nos decidimos por la Sala Sanpol, especialistas en espectadores pequeños. ¿Por qué? pues por varias razones, sus obras están hechas a nuestra medida, ajustadas a la capacidad de nuestros alumnos, además, la edad temprana de sus clientes requiere un trato de mimo, exquisito. Están muy organizados, nos ayudan a entrar, a acomodarnos en las butacas, a veces el peso de estos mini espectadores no es el suficiente para mantener el asiento abajo, pero no importa, ¡también tienen adaptadores! Nos ayudan en la salida, para evitar masificaciones y protegernos de niños más mayores, la ordenan y salimos de forma controlada, una ayudita no es de despreciar.
A la edad de dos años los niños son absolutamente receptivos y como ya hemos hablado en otras ocasiones, abrir puertas a la imaginación y la fantasía es abrir puertas a sus sentidos. Las historias que nos cuentan, nos van a servir de canalización de emociones, miedos, angustias…
En la escuela preparamos a los niños, les hablamos del viaje en autobús ¡qué grande!, de los contenidos de la obra, motivando, para que de este modo puedan disfrutar más con la representación, también hablamos de la sala «cuando entremos van a apagar las luces, pero no pasa nada, así veremos mejor a los actores», esto alguna vez nos falla y acabamos con uno o dos niños en nuestra butaca ¡un abrazo lo cura todo!
Y llega el día ¡qué nervios! están excitadísimos. ¡Ha llegado el bus, tenemos que hacer un tren! Nos agarramos fuerte al compañero de delante y ¡a la calle! En el autocar, aún son más pequeños, cuando están sentados parece que está vacío. Les pedimos que asomen sus cabezas al pasillo y ¡sí, están y muy contentos!
Aunque es una actividad dirigida, a los niños les encanta, amplía sus experiencias. En la sala, el gran espectáculo son sus caritas, absortos, bebiéndose todo con sus sentidos. Suelen ser historias sencillas pero no por ello exentas de imaginación y fantasía. Esta vez ha sido «Las alubias mágicas», obra de teatro con canciones. ¡Nos ha gustado mucho! A mí, sobre todo, la mamá ogra.
Después, en la escuela, de nuevo, seguimos disfrutando de la experiencia y trabajamos los contenidos de la ficha pedagógica de la obra.
En la sala Sanpol, como dicen en su página, los niños descubren el placer del buen teatro.
Mi objetivo contándoos la actividad del viernes, no es sólo que conozcáis las entretelas de nuestra excursión, además quería animaros (si es que no lo hacéis) a este tipo de salidas con los niños. La sala Sanpol está en la Plaza San Pol de Mar, número 1 (un poco lejos de aquí pero merece la pena). Además si queréis aprovechar el desplazamiento es una zona rodeada de parques (el de la Bombilla, el del Oeste, el de La Montaña)…se me olvidaba, para quien no la conozca, también la Ermita de San Antonio de la Florida (s. XVIII), decorada al fresco por Francisco de Goya. Y si os entra hambre con el paseo, una sidrería de toda la vida Casa Mingo. En fín, que sólo falta que nos vuelva a lucir el sol.
¡HEMOS CRECIDO UN PALMO!
http://www.teatrosanpol.com/
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