Una semana de «fiebre», en el sentido figurado de la palabra. Septiembre es un mes apretado, difícil, comprometido.
En artículos anteriores hablábamos del conflicto que supone para los niños el proceso de adaptación y de los necesarios aportes que los adultos podemos hacer para que consigan superarlo pronto y bien.
Paralela a la adaptación, las educadoras tenemos esa actividad, que hoy, me permitís que tilde de febril. Iniciamos un curso, debemos conocer a nuestros alumnos y preparar todos los ingredientes para una alimentación saludable para sus intelectos.
La propuesta educativa es una planificación que envejece cada año. La necesidad de responder a las características e intereses de los alumnos, obliga a reflexionar, evaluar y modificar planteamientos educativos para que no pierdan su virtud fundamental, vida.
Como ya conocéis, soy categórica en dos ideas que atañen a nuestra etapa, la Educación Infantil es «un derecho del niño» y, la segunda, todos los cuidados, estímulos y aprendizajes que los chicos requieran en estas edades tempranas y los adultos no les proporcionemos, es «un dejar de hacer».
Con estos dos pilares sustentamos la construcción de las programaciones. Quizás, también, en este tema somos un poco especiales. Me refiero a su elaboración. Con los objetivos generales como frontispicio diseñamos y sistematizamos la estructura de la actividad educativa a corto plazo. Nunca trabajamos temporalizaciones de más de mes y medio. No sabemos hacerlo de otro modo.
De los 0 a los 3 años, sabéis que el crecimiento, en todas sus manifestaciones, da tirones en unos aspectos, dejando momentáneamente, relegados otros. Este hecho es ineludible y condiciona las programaciones. Para que sea un proceso válido, de retroalimentación, es imprescindible que la propuesta de cada día sirva para cada niño, adecuándose a su ritmo y desarrollo.
Pues, en esas estamos. Para esta semana que ya despunta, iniciamos actividad más organizada, intentando cogerle el pulso a las inestimables rutinas que tanta seguridad aportan a los chiquitines. La expresión de síntomas de incertidumbre empieza a remitir ¡Ahora vamos a conocernos!
Con el vídeo de hoy (os invito a obviar mi «locución» y centraros en el mensaje), hago un resumen de cómo vamos los adultos, en especial, escuela/familias, en esa nueva tarea de encontrarnos también en la red, para compartir más. La creación del círculo en Google+, no fue exitosa. A ver cómo nos sentimos en Facebook.
El lunes, subiremos los archivos de la programación diaria de esta semana. Las imágenes de las mascotas de cada curso, las de los niños, las de las educadoras, son protagonistas, con ellas intentamos atraer su atención, manipulándolas, convirtiéndolas en personajes de cuento, pegándolas por paredes y perchas… con canciones y juegos. Empezamos a saber quiénes son los compañeros de viaje en este curso, conocer nos dará tranquilidad.
¡Ánimo, cada día son centímetros de seguridad y tranquilidad!
En estos momentos de inicio de curso mientras nos sumergimos en el maravilloso momento del periodo de adaptación nos preguntamos cuanto valor y enriquecimiento personal nos regalan nuestros pequeños,Los comienzos nos conducen a reflexiones,es un trabajo lento,laborioso,pero muy bello,cuando ves todo el proceso y se alcanza el objetivo te das cuenta que saber educar es un milagro,Ayudarles y verles aprender durante un año una experiencia inolvidable.Feliz curso escolar para ti, tu equipo y los niños.
¡Es un trabajo lento, laborioso, bello! Tú lo has dicho Amparo, así es ¡Buen curso para todos! Un abrazo muy grande para ti.