Todo listo para iniciar el cuarto curso de escuela enREDada. Un año más nos asomamos a la red para cumplir con la obligación de todos aquellos que un día apostamos por la actitud 2.0, compartir. Un año más emprendemos la tarea con más fuerza revolucionaria que existe, la educación.
Perseguiremos con afán (no sabemos hacerlo de otra manera) todas las finalidades del Primer Ciclo de Educación Infantil, que el niño se inicie en el autoconocimiento de su cuerpo, capacidades y limitaciones, del entorno y de las vías que le abren a comunicar. Los niños no nacen con un cerebro desarrollado y atrás debieran quedar todas las perspectivas que pretendan llenarlo. Son ellos los constructores de sus propias estructuras mentales valiéndose de las interacciones con entorno y personas para percibir, pensar y aprender ¡Fijaos! ¿No es para sentirse privilegiado poder compartir con ellos esta inconmensurable oportunidad de construcción?
Estuvimos trabajando durante muchos años con la mejor de las intenciones pero de manera no consciente. No, no os asustéis. Quiero decir que con la formación inicial que contábamos y la fuerza de la costumbre, el engranaje de la escuela se ponía cada curso en marcha. Pero se nos ocurrió subir a la nube, y por allí, como Alicia en el país de las Maravillas, conocimos a seres que nos descubrieron mundos insospechados. La mente frenó en seco, luego se alborotó, después volviendo a lo terrenal encontramos necesidad, necesidad de los niños, de las familias, de los docentes. Todos trabajando juntos pero de manera desvinculada, apenas con los nexos de las formalidades. Fuimos encajando piezas y así nació el desasosiego por la ruptura con patrones añejos.
Por eso este curso también, perseguiremos, con denuedo, lo que no es una idea loca de un equipo de educadoras, es una exigencia educativa, que ya a todas luces tiene naturaleza de insoslayable. Conocemos la importancia que tiene la colaboración de los padres, así como la necesidad de su integración en el centro. Sin vínculos de relación, sin vínculos de comunicación, no es posible educar de manera adecuada en Infantil, el niño nos necesita cercanos, coherentes, porque esto es sinónimo de seguridad y confianza, base del desarrollo de hábitos y actitudes en infantil. Merece la pena que los adultos intentemos un buen equipo, merece la pena que os involucréis en el enREDo.
El curso pasado os comentaba que esa invitación que hace escuela enREDada a familias y compañeros docentes ha creado una red de relaciones sociales en la que todos podemos poner en práctica y adquirir estrategias que provocan actitudes nuevas de participación, tolerancia, respeto y aprendizaje entre núcleos hasta no hace tanto estancos. Un logro del que se nutre el niño. Este año quiero hacer algún apunte más en este sentido.
En ese diálogo que deseamos, el elemento sustancial es la armonía. Quiero decir que no se trata de establecer canales de comunicación «per se», esto es indispensable desde luego y para ello se hace un plan cuidadoso en el que se señalan objetivos y métodos que nos alejan de la improvisación. Pero lo realmente importante es que esos canales nos conduzcan a la conexión. Lo he escrito muchas veces, suena bien pero no penséis que es sencillo, normalmente no nos conducimos en la vida deseando compartir con otros, en la práctica se observa cómo debemos aprender las aptitudes y actitudes para escuchar, comprender, empatizar, perdonar e incluso sacrificar.
Los tipos de relación que forjamos ponen de manifiesto si nos hacen sentir igualmente solos e invisibles o angustiados y confusos, o bien presentes, comprendidos y bien atendidos. Cuando un padre o madre o una educadora está listo para conectarse ¿qué pasa si los demás sintonizan con sus necesidades solo en contadas ocasiones, si no están a su disposición o hay rechazo? Sin momentos sólidos de conexión no se siente la importancia de unirse a otros. Cuando las relaciones son frías, críticas o competitivas determinarán lo que cada uno espere de esas relaciones, si se goza de relaciones llenas de calidez, ilusión, respeto y afecto, ese será su modelo adecuado, el que recompensa el esfuerzo para mantener vivas las relaciones.
La interacción de cada curso con las familias logra más o menos armonía y eso es una buena noticia porque depende enteramente de nosotros. Está en nuestras manos sustentarla o mejorarla.
Comunicar de manera enREDada, es además una experiencia preciosa, pero no es color de rosa, los enREDados ya saben que hay que jugar fuerte, el constructo tiene exigencia y fuerza vital porque lo hacemos entre todos.
Esta es la clave para poder dar respuesta a aquella necesidad que surgió hace tres años, desarrollar habilidades y competencias para construir el nosotros.
Bien, pues vamos allá familias, un buen equipo precisa herramientas que doten al proyecto de instrumentos reales que nos alejen de una mera concepción idealista. Hablo de dos herramientas de vinculación ya clásicas en el enREDo:
- la presencia e integración física de familias en la escuela y
- los instrumentos digitales que muestran las mil facetas de la escuela según lo que nos interese en cada momento, leo en el blog, opino en el foro a cualquier hora del día, comento en Twitter, veo y siento en Youtube, sé y conozco en la agenda digital…
Y así los objetivos, los contenidos, las actividades de todo un año circularán más allá del papel y las salas, conocidos y sometidos a valoración, a modificación si se precisa y a aportaciones siempre, desde una perspectiva diversa y amplia.
Como adultos educadores no hay tiempo que perder, nos espera el niño.
Sabemos (ya lo hemos comentado tantas veces) que el sentimiento de valor personal aparece a los 2 y 3 años. Ese «saber afectivo» nuestro alumno no puede adquirirlo por la reflexión sino experimentando lo que hace y lo que consigue y que también por edad, ese sentimiento procede de la opinión externa, de la comprensión, aliento, del afecto, de las normas, de las críticas de los que le rodeamos.
Familias y educadores fortalecemos o debilitamos el sentir del valor personal, el sentimiento que es pilar de la construcción de la personalidad.
Hace dos cursos decidimos explorar y estrenarnos en el trabajo por proyectos, hicimos un diseño a la medida de nuestros chicos. Amigo Árbol nos ha enseñado mucho, ha sido un proyecto que pronto escapó a nuestras pretensiones y que reclamaba vida propia. Nunca hubiéramos previsto la acogida de los niños, el interés que despertó y los beneficios que nos ha reportado.
No sabíamos si seguir bebiendo de su savia o iniciar otro, al fin y casi de manera intuitiva un título andaba rondando machaconamente en la cabeza «MimaMadrid». La idea era hija de Amigo Árbol, contacto con la realidad y mirada abierta a los intereses del niño ¿Qué fue nuevo? Estrenar ciudad, no solo parques, visitar con los chicos espacios de su ciudad que eran entornos de color, de arte, de cuentos, de paseos sugerentes… las primeras experiencias de unos peques en su ciudad vista con los ojos a 80 centímetros del suelo.
Este año volvemos a tomar contacto con lo que para los niños es su caldo de cultivo por excelencia, la naturaleza, volvemos a ti, querido Amigo Árbol. Esperamos trepar por sus ramas con savia nueva y que el aire y el solo nos den la energía para aprender.
Porque ya no tenemos dudas, sabemos que los pequeños aprenden mejor y aprenden más si se les tienes en cuenta, si conectas con lo que les asombra».
Más de la escuela… dejaríamos de ser nosotros si el abanico de perspectivas de colaboración no estuviera siempre abierto.
Empezamos con tarea, en octubre, el centro vuelve a acoger en su seno talleres internacionales de Disciplina Positiva. Gina Graham y Gigi Nunez, expertas en este programa nos traen principios y estrategias para aprender a educar mejor. En esta ocasión certificación como facilitador de padres y certificación como facilitador de aula. Volvemos al inicio del artículo ¿Puede educarse a los niños sin la coherencia entre ambos núcleos?
En la escuela seguiremos ofreciendo talleres como ya hicimos el año pasado para las familias, para los educadores, para todo aquel que considere que educar es construir relaciones de amor y respeto, de comprensión y comunicación efectiva, de centrarse en búsqueda de soluciones que desarrollen competencias de vida en lugar del castigo.
El esfuerzo en este plano no acaba ahí, no queremos que la Disciplina Positiva sea algo que discurre en paralelo a nuestro quehacer, queremos integrarla, vivirla en la escuela y para ello invitaremos a las familias (y las personas que nos quieran acompañar) a trabajarla en un curso de siete sesiones (una cada mes) de dos horas. Más lazos que nos acerquen, más lazos que nos den la oportunidad de la anhelada coherencia.
Los niños pequeños tienen ideas (muchas) sobre cómo debería funcionar el mundo. Sus ideas, junto con la determinación para experimentar y explorar, no suelen encajar con las expectativas de padres y educadores. Lo que etiquetamos como mal comportamiento infantil, en estas edades, tiene más que ver con el desarrollo emocional, físico y cognitivo y el comportamiento apropiado a la edad del niño. Jane Nelsen.
Trabajaremos la pertenencia y la significación, «me tienes en cuenta y mis aportaciones son válidas para mi comunidad», la percepción de capacidad, el poder y autonomías personales y las habilidades sociales.
Los niños serán los protagonistas de este proyecto de Disciplina Positiva en acción. Una vez finalizada nuestra certificación como facilitadoras en el aula (octubre) verá la luz el programa que desarrollaremos en las salas. Espero que nos acompañéis en esta experiencia ilusionada, ojalá también para vosotros ilusionante.
Sin plano digital la realidad que ofrecemos a los niños en las escuelas es incompleta. Mantenemos y seguimos investigando sobre la integración de las tecnologías de la información y la comunicación en la propuesta del Primer Ciclo de Infantil. No hay ya prácticamente contenido que trabajemos con el que los niños no puedan observar, explorar, valorar, conocer, aprender… también desde la experiencia digital.
Y esto empieza aquí, somos una escuela que no para ¡os deseo, nos deseo, un curso pleno aprendiendo, disfrutando!
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