
Punto, y no final, a una experiencia de aprendizaje. Casi dos años de la mano de Asociación Educar recorriendo los senderos de luz de la Neuropsicoeducación.
Soy maestra de Educación Infantil y como tal consciente del gran impacto que mi manera de sentir, pensar y actuar tiene en muchas almas, las que acompaño cada curso, las de mis alumnos. Compromiso y responsabilidad de gran magnitud, tanta como privilegio. Me decidí a emprender esta formación sabiendo que es un desafío enorme, intentar un acercamiento humilde a la naturaleza y el poder de las relaciones humanas, si no para predecir el comportamiento de las personas o lograr que no existan los problemas de relación, sí para optar por las mejores de nuestras decisiones.
Las investigaciones de las últimas décadas sobre funcionamiento cerebral han acelerado como nunca el avance en conocimientos. E invitan a abundar en la revisión de las costumbres y prácticas educativas, al menos las que ya es evidente que son pocos eficaces.
Los paradigmas de siempre no nos satisfacen y esto desencadena la necesidad de nuevas perspectivas en educación.
Una nueva crianza y parentalidad se muestra con más visos de probabilidad.
Aun así o quizás, por esta razón, nunca hubo tanta incertidumbre, ni desorientación.
En este convulsionado mundo, el proceso de aprendizaje de esta formación en Neuropsicoeducación es importante, no solo como información sino como oportunidad de cambio incorporando nuevas destrezas y habilidades que nos provean de la posibilidad de modelar en forma positiva la mente, en sus facetas cognitivo-ejecutivas y emocionales…
Estos párrafos son la introducción de un trabajo que tenía pendiente para obtener el certificado como neropsicoeducadora. La entrega de la monografía por motivos obvios, que mis allegados conocéis, tardó porque hubo que cocinarla a fuego lento.
Somos un cerebro que habita un cuerpo, activa una mente, trabaja y es afectado por el medio ambiente… no somos seres a los que pueda “medir fácilmente la evidencia”. Hay conductas que sí son predecibles, otro buen montón es un cúmulo complejo de creencias ¿Disciplina Positiva o Neuropsicoeducación?
Así lo he interpretado, van de la mano, se dan soporte. Hay en Disciplina Positiva muchos sentimientos, creencias, pensamientos y también evidencias que salen a la luz a poco que se le apliquen los conocimientos derivados de las modernas neurociencias y de otras ciencias duras y blandas afines a ellas.
Esta monografía tiene como finalidad reflexionar sobre algunos de esos nexos que he encontrado entre la Neuropsicoeducación y la Disciplina Positiva, metodología que aplico en mi vida personal y profesional, basada en la crianza y educación según la Psicología Individual, creada por Alfred Adler.
Ambas, Neoropsicoeducación y Disciplina Positiva, son promotoras de profundos cambios sociales.
En este trabajo están los pensamientos de varios autores que me ayudaron a hacer el camino de la conciencia. Tantas veces maravilloso, tantas otras suponen una verdad que resulta demasiado dura. Sin embargo necesaria para responsabilizarse de vínculos afectivos , la tarea más importante del educador.
Ha sido un camino largo, dicen que el viaje más largo es el que se hace al interior de uno mismo. Las satisfacciones se las debo a Disciplina Positiva y Asociación Educar ¡GRACIAS!
Os comparto la monografía, solo tenéis que pinchar aquí para acceder a ella; agradezco su lectura y sienta bien la retroalimentación.
Gracias por compartir, te sigo desde hace algunos años por facebook. ¡Gracias! Tus reflexiones me han ayudado un MONTÓN. ¡Saludos y enhorabuena!
Muchas gracias María, es una gran alegría saber que puede ser de utilidad.
Un abrazo muy grande.
Como podría formarme en neuropsicoeducacion?
Gracias
Hola Begoña, yo me formé en Asociación Educar; es un curso que recomiendo aporta conocimiento de una manera apta para los que no somos ccientíficos.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.