Los niños lo tienen claro, han optado por ellas. Las nuevas tecnologías son su recurso por excelencia, su canal de comunicación, su ocio, su instrumento de búsqueda de información, su vía para aprender lo que realmente les interesa, su manera de compartir, su modo de interaccionar con su mundo, con el mundo. Y me pregunto ¿y los adultos, también lo tenemos así de claro?
Entre los profesionales de la enseñanza ya circulan aires de renovación, creo que se está en una fase introspectiva, escarbamos en nuestros planteamientos, reconociendo la inferioridad respecto a los chicos que nos han tomado la delantera y la escuela les anda a la zaga. Algunos entusiasmados por el reto (quizá no tantos como debiera) que suponen las nuevas tecnologías y su aplicación en el mundo escolar… Aprendiendo, investigando, exigiendo cambios en metodologías y estrategias que nos permitan recuperar el interés y motivación del alumnado…
No hay nada que pensar. Es indiscutible. No se puede seguir cuestionando la bondad o no de esta herramienta. Es su realidad, la que les motiva, para la que están preparados, la que ha configurado sus cerebros, sus habilidades y destrezas, en la que ellos solos han logrado la competencia, la que les educa… sus mentes se han separado del funcionamiento de las nuestras.
Por otro lado, los padres, aceptación/resistencia. Es cierto que las habilidades desarrolladas por los chicos en el manejo de los ordenadores, la han conseguido en las casas, en sus hogares. Pero la actitud de las familias no está definida, se mueve entre «le compro el ordenador porque es el futuro» y «el ordenador es malo, los videojuegos también», «no juegan, no hacen ejercicio»… Acusamos el problema de la falta de aprendizaje ágil, y además la dolencia de la actitud negativa hacia la relación niño/redes sociales. No acabo de entender cómo para un juguete, los adultos meditamos sobre la edad y oportunidad del mismo para el niño y sin embargo no somos capaces de trasladar el sentido común que se aplica para otras actividades lúdicas y educativas al mundo online. Si para que aprenda a ver, leer y disfrutar un cuento, debemos comenzar por tener nosotros el libro, manipularlo para el niño, mostrarle sus posibilidades…
¿Por qué con el ordenador o los videojuegos pensamos que pueden estar solos desde el primer momento y hacer un uso más abusivo que con otros objetos lúdicos o de aprendizaje?
¿Por qué lo enfrentamos al juego con otros objetos cotidianos?
¿Por qué vemos su uso en detrimento de actividades físicas, de experimentación o de manipulación?
Se me ocurren respuestas y ninguna nos deja en una posición muy afortunada. Por ignorancia, no sabemos y creemos que no podemos estar a su lado, poniendo de manifiesto nuestra inferioridad. Dos, falta de tiempo o de ganas. Y tres, es cómodo, mientras se sientan delante de un ordenador, no hay niño.
¿Por qué no les acompañamos en el inicio del manejo de las nuevas tecnologías? en la exploración de los recursos que ofrece, en las normas que deben observarse para un buen uso, facilitar, afianzar, poniendo la luz de adulto en la relación del chico con este maravilloso reto.
Y tercer aspecto, no podemos seguir hablando de desconexión alumnos/escuela/familia eternamente, hay que buscar el compromiso y apoyo, para evitar la incoherencia, desajuste, vidas paralelas en las que no se da el punto de encuentro. Así como cuando hablamos de alimentación me enfada la contradicción de mis pequeñajos que en la escuela comen comida de adulto y como los adultos y en casa están a biberón, en el uso de las herramientas online, no deberíamos poner a los chicos en el enfrentamiento de argumentos y realidades contradictorias.
Decía John Dewey, «lo que los educandos aprenden fuera del aula incide en su desarrollo en la escuela, y es obligación de los maestros tomar cuenta de este aprendizaje, si no el centro perderá paulatinamente relevancia como institución educativa».
Seymour Papert: el fracaso de la educación progresiva fue la falta de una infraestructura tecnológica para un genuino y profundo «aprender haciendo». No hubo suficientes áreas de proyectos ricas en aprendizaje, para que los niños entraran en contacto con las ideas poderosas que necesitan aprender. Usar tecnología digital con un espíritu construccionista expande ampliamente el número y la riqueza de tipos de proyectos que los niños pueden hacer y, consecuentemente, se torna más factible la idea del aprendizaje activo. Uno de los papeles que la tecnología digital ha de jugar en la educación es darle una segunda oportunidad a la educación progresiva.
Nuevas tecnologías, todo un reto ¿estamos los adultos a la altura de las circunstancias?
Hoy en dia los niños crecen teniendo a su disposición una serie de tecnologias y nuestro papel como padres es educarlos para su buen uso.
Gracias por el comentario, también para mi es la idea, el uso de nuevas tecnologías por parte de los niños es un instrumento, una herramienta que ya forma parte de su mundo. El papel de los adultos es acompañarles en su buen uso y manejo.