Poco a poco, en el libro de vida de la escuela, se van escribiendo páginas que además de los aportes personales que puedan suponer a cada uno de sus miembros también son un recorrido por enclaves especiales que suscitan el interés no solo de alumnos sino para todos aquellos que siguen nuestras experiencias.
Comenzábamos hace tres años con esta metodología del trabajo basado en proyectos, lo presentábamos tímidamente porque suponía otra dimensión de la educación infantil, parecía que debíamos justificar el atrevimiento «porque las aptitudes cognitivas de nuestros alumnos no son aquellas que se requieren como requisito previo para afrontar situaciones problematico creativas» ¿Olvidamos que los niños desde que nacen están tomando decisiones todo el tiempo?
Hoy, basándome en la evidencia de las respuesta infantiles puedo afirmar con rotundidad que tal dificultad no existe y que esta manera de trabajar, tal vez, sea la más idónea en el Primer Ciclo de Infantil.
Dos son las coordenadas en las que nos hemos movido, el desafío de los retos y el afianzamiento en desarrollo de procesos mentales de todo orden. El equilibrio entre las ansias infantiles de curiosear lo nuevo, lo desconocido y establecer conexiones sustantivas y diversas con lo conocido. Un equilibrio que se alcanza integrando «el sentir, pensar y hacer».
Y con este marco de referencia uno tras otro, los parques de Madrid nos han ido desvelando sus secretos, se han ido convirtiendo en espacios de descubrimiento. Solo hemos tenido que dejarnos seducir por las emociones que suscitan y apoyados en ellas construir «nuestras pequeñas y grandes acciones educativas».
Es un periplo de pasos menudos, de cuerpos dispuestos para la interacción con la naturaleza ¡esto a los niños les resulta muy fácil!, con ojos muy abiertos, con manos adelantadas, con corazones palpitantes al son del viento, con los sentidos embotados con las caricias del sol o con el estremecimiento del frío y la niebla.
Al fin, ambientes reales para una aprendizaje que sirva para la vida.
La Quinta de Los Molinos fue la primera visita, está almacenada en nuestra memoria afectiva, ensayamos la libertad y nos sentó bien. Luego, el Retiro, la Dehesa de la Villa, Juan Carlos I, Jardín Botánico, Juan Pablo II, cada uno ha generado actuaciones sensoriales, cognitivas, psicomotrices, afectivas, sociales, estéticas… significativas, traducidas en flores, hojas, murales, canciones, juegos, animales, casas, vehículos, nubes, estrellas y soles. Todo lo cercano al mundo infantil.
La clave no ha estado en los niños, ellos estaban preparados, genéticamente tienen la disposición para buscar el bienestar mediante el aprendizaje lúdico, la clave estaba en nosotras, en que fuéramos capaces de aligerar el peso que supone la repetición de estrategias y pautas muy metidas en nuestros circuitos cerebrales. Hubo que generar «nuevas rutas» en nuestros sentimientos y pensamientos para reconocer todo el poder creativo para interpretar el mundo que tienen los niños. Cambiar nosotras para que puedan cambiar ellos. Como veis, seguir aprendiendo como educadores para «llegar a los niños» de la mejor manera posible ¿No es ese nuestro compromiso, nuestra responsabilidad?
En esta ocasión hemos ido un poco más lejos, en ese bus al que suben gozosos porque anticipan disfrute, nos embarcamos camino de Guadalajara. Ya lo hicimos en la primera edición de Amigo Árbol, en primavera nos gusta hacerle un homenaje a la fuerza de la vida y buscamos contacto no solo con las plantas, las tierras y el agua, también con aquellos que contribuyen a que este mundo sea tan rico y diverso, los animales. No queda otra que visitarlos en un zoo. Buscamos uno que dentro de la cautividad fuera lo menos estructurado posible para que fuera armónico con la esencia de las finalidades del proyecto.
Así fue, así os lo cuento…
Conexión. Ventana al mundo.
Partimos a la conquista de otra aventura enREDada, lo tenían muy claro, querían ver animalitos. Bajo las viseras protectoras, caritas emocionadas.
De la visita a La Fuente del Berro se les había quedado prendida en la memoria una idea, compartida por muchos, con las canciones comunicaban con los animales. Observadores infatigables de lo que funciona y lo que no funciona les faltó tiempo para poner en marcha sus habilidades de comunicación eficaz, preguntaban a los impertérritos animalillos, querían escuchar sus voces y desplegaron su repertorio de melodías infantiles. Los pavos, las cabras y algún faisán despistado de su clan, parecían hacerse eco y se acercaban con el natural regocijo de los diminutos exploradores.
Con esa perspectiva que tienen de la realidad, en la que apuntan y sobresalen rasgos más por su significación afectiva que por la racional, comenzaron a mezclar sensaciones y pensamientos. Todas esas habilidades que vamos trabajando de desarrollo emocional empezaron a aflorar. Sorprendentemente no consideraban de interés tamaños o formas, el magnetismo lo encontraron en lo que presumían que sentían los animalitos, unas veces los adivinaban felices, otras apenados, y buscaban soluciones, algunas incompatibles con la razón como quedarse con ellos para devolverles la alegría. Nosotras dichosas atribuyéndonos el éxito comprobando que Emociona T empieza a cosechar resultados prolongando su radio de acción más allá de las actividades diarias en busca de calma, autoconciencia y percepción de emociones propias y de otros. Sus tentáculos llegaron la zoo 😉 ¿No es ese el mejor indicador de que lo aprendido es valioso?
Esta ha sido una de tantas ocasiones en las que hemos ratificado que lo importante no es acumular contenidos sino aprender a usarlos en nuestro beneficio, cada uno el suyo, alimentando construcción personal.
Pienso en ti. Participación del experto.
Las aportaciones de los adultos que rodeamos a los niños sabemos que son las que marcan la diferencia entre experiencias que animen o por el contrario que conviertan la natural inclinación por conocer en un asunto tedioso y desmotivador.
El marco organizativo de Amigo Árbol contempla muchas perspectivas, los niños ya no cuentan tan solo con la iniciativa de su educadora. Trabajamos en conexión con otros grupos de la escuela, diferentes en la edad, en las características y necesidades. También trabajamos en conexión con las familias. Apenas llegados de la excursión, los padres ya están convocados a participar ¿Por qué renunciar a la riqueza de la diversidad?
Cada día para cada alumno es único e importante ¡aprovechemos las oportunidades de la cooperación!
La autora enREDada de momentos especiales en la escuela ha sido una mami, Begoña. Nos ha traído eso que solo pueden dar los cuentos, imaginar otros mundos, identificarse con otros personajes, llevar a cabo actos intrépidos, experimentar lo que solo tiene acceso desde la fantasía… y seguir aprendiendo.
Un cuento lleno de abejas y miel hizo la tarde dulce y deliciosa. Otro » La ciudad de los colores», la historia de Iris, una niña de colores que vive en una ciudad terriblemente gris. Tan gris, tan gris, tan gris, que a la pobre Iris, que es de colores, la gente la señala por la calle y le hace sentir fatal. Por eso, esta colorida niña decide un día marcharse a buscar una ciudad donde la gente sea como ella: de colores.
Como siempre, esta aventura también cuenta con vosotros lectores y para que las actividades dejen atrás esa connotación de aislamiento, en esta bitácora, siempre a disposición los póster recopilatorios de recursos. Si os asomáis a Glogster, alguno más sobre la primavera.
Entre todos hacemos que los procesos no sean rígidos, estén dotados de flexibilidad y se transformen a medida que se van llevando a cabo.
Con el cuerpo, con la mente, con el corazón. Escuela laboratorio.
Con todo lo observado, lo sentido y lo grabado en las retinas, llegamos a la semana en la que sacamos a la superficie datos y medios, con ellos procesamos todo aquello que el filtro de la percepción hizo activar las neuronas. Y trabajamos como solo los niños saben hacerlo cuando están receptivos, entregados en cuerpo y alma a la tarea, su gran tarea, aprender disfrutando.
La cabra, la abeja, el pavo real, los patos, el búho, todos están ahí, prendidos en nuestro árbol de la sabiduría.
No hacen falta muchas cosas, apenas papeles, pegamento y alguna idea que sorprenda para atrapar la atención y zambullirse en las actividades.
Presente el color, bendita primavera, que todo lo iluminas. Detrás del árbol, murales, llenos de tratamientos diversos, rodillos, pinceles, rasgado, porque la actividad la hacemos muchos y hay que llegar a las motivaciones de cada uno ¿O acaso todos los niños aprenden igual?
Podríamos estar desarrollando un proyecto precioso bajo la perspectiva adulta pero perdería todo el sentido si no es un instrumento que impulse experiencias significativas e importantes para todos y cada uno de los chicos.
Evaluación.
En este apartado siempre reflexiones sobre el interés suscitado por la experiencia, contenidos y procesos de todo orden que se han puesto en funcionamiento y también, cómo no, reflexiones acerca de nuestra propia actuación ¿la metodología, los medios, nos han servido para alcanzar los objetivos? ¿Qué impacto hemos tenido en la vida de los niños? ¿El marco facilitado ha procurado y alentado capacitación? ¿Las actividades que hemos propuesto, o se han desencadenado, estimulan la interacción y la cooperación entre los niños? ¿Nuestra interacción con cada alumno y con el grupo fomentan autonomía, bienestar, aprendizaje?
Si es así, ¡adelante Amigo Árbol, caminamos bajo tu sombra! ¡Todo el poder creativo para interpretar el mundo!
Diversión y aprendizaje en cada una de las actividades que forman el proyecto, junto con la participación, implicación en cada una de ellas, hace que sea perfecto para los niños de 0-3 años y ¡¡así lo vivimos!!!Enhorabuena a todos.
Gracias Macu 😉 Un proyecto de todos pensando en los chicos!