Se nos va el 2013. Hay circunstancias de vida que te inclinan a despedir los años casi con alegría ¡con lo valioso que es el tiempo cuando se cuenta con bastantes décadas a las espaldas!
Esperas de manera irracional que de un día para otro todo cambie de manera sorprendente, incluso hasta milagrosa. Sabes que es ilusorio, pero soñar no es malo, la mera fantasía es sugerente, invita a actuaciones que recuperan la probabilidad de hacerla tangible.
Otra manera de perseguir los deseos es escribir una carta a los Reyes.
Fiel a la tradición antes de la lista comienzo con un balance. Sí, siempre en esta fechas lo hago ¿No os pasa a vosotros, no se os quedó impreso en el cerebro? Junto a la ilusión, luz, color, nervios, también aprendí en cierta manera que esta lista lleva anexa una valoración ¿te portaste bien?
Lo que hacemos en esta festividad es regalar pero ahí, en un rincón, semioculta, apunta en cierta manera la impresión, año tras año, de que el comportamiento infantil no puede descansar de la aquiescencia y la aprobación del adulto. Incluso cuando se les hace un regalo no podemos dejar de lado tasar su manera de hacer, sin ser del todo conscientes vamos mucho más allá, cuestionamos lo incuestionable, manera de ser ¿has sido buena?
Los niños son buenos siempre.
No hay razón para insistir constantemente. Si se portan mal, el día de Reyes no debe ser el de ajuste de cuentas o creerán que les estamos premiando o castigando. La intención generosa del regalo se ve saboteada por la intención de comprar, refrendar o anular intenciones, decisiones y voluntades mediante algo tan inocente como un juguete.
Al fin lo que todos queremos es que sean felices y la alegría no se construye devolviendo al niño en euros los réditos de su comportamiento.
No estaría demás que fuésemos renunciando a esa práctica que le resta esencia de generosidad a la festividad. En Reyes no hay que pagar por nada. En Reyes se quiere y se obsequia. No importa la cantidad, tampoco el valor material, pero no debe faltar el amor incondicional.
Presa de la huella indeleble de la infancia claudico de nuevo ante el rito y «confieso», soy buena, me he portado muchas veces bien, con demasiada frecuencia regular y de las ocasiones en las que me he portado mal espero comprensión e indulgencia, nunca fue con voluntad de hacer daño. He cometido errores, no me lastiman, creo que los conozco y son desafío para aprender, si se me escapa alguno y te atañe, no dudes, exprésalo me ayudarás a mejorar.
Comencé el 2013 con distancias grandes entre lo anhelado y lo real y en la revisión de lo que quise, lo que sigo queriendo, lo que logré y lo que tal vez de manera definitiva perdí, me cuesta ser objetiva.
Nuestro proyecto profesional cada vez es un proyecto más lleno de vida. Cualidad sin par pero a la vez difícil de medir, difícil de controlar porque lo forjamos las personas. Una certeza cada vez más firme, se alimenta solo de esfuerzo e ilusión. No de la mía, de la de todos.
Pido energía y sabiduría para que siga creciendo sano y fuerte.
Convertí el año en una batalla, me disculpo, en algunas ocasiones de las teclas salieron rayos y centellas. Me enfadé «no castigues a los niños», me volví incorrecta ¡piénsalo bien, no se puede agredir a un pequeño! Sacando los demonios que llevamos dentro podemos manejarlos ¡podemos mejorar, podemos aprender! Tenemos una pequeña parcela de poder sería insensato no usarla para construir competencias de paz, de amabilidad y de respeto.
Pido empatía, capacidad para ponerme en la piel del otro, mirada introspectiva sincera y honesta, comprensión y tesón.
No sé qué va a ser de los muros de mi escuela, cada día se convierte en un nuevo reto para saltarlos. Con zapatos para caminar sin cesar, con cestos para recoger impresiones, con alma de exploradora, en el 2013 un sinfin de experiencias hicieron de mi docencia un ensayo de práctica educativa a pie de calle. Amigo Árbol, ya amigo entrañable y mimaMADRID, trabajos por proyectos, guías, compañeros, facilitadores de otra manera de aprender en Infantil. Desde entornos reales al foro de la escuela, poniendo en cada aventura a funcionar toda la maquinaria enREDada, integrando plano digital y real. No podía ser de otra manera, somos escuela, somos escuela de vida y somos escuela enREDada.
Pido mente abierta, imaginación, un ápice de locura, sensibilidad para apreciar el interés de mis chicos, ansia desmedida por no retranquear ni ceder ante la comodidad.
También el 2013 fue pródigo en relaciones sociales. De tacón, con nuestras mejores galas y con la sonrisa por bandera hemos acudido allá donde nos han invitado a compartir enREDo. Agradecidas, emocionadas siempre con la oportunidad. También nerviosas ¿qué hace una maestra de escuela por escenarios hasta hace no tanto tan dispares, tan aislados? ¿Enseñar? Aprender.
Pido sentir incesantemente la necesidad de interaccionar, curiosidad sin límites por la labor de otros, desprendimiento para compartir ¡nos regocija el contagio!
Casi me da apuro escribirlo porque la aportación es humilde pero no quisimos que la mirada a los que no gozan de ninguno de nuestros privilegios y padecen cotidianamente la ausencia de reconocimiento de los derechos más irrenunciables, alimentación, cuidados en la salud, vivienda, trabajo, atención, cariño, educación, se redujera a escritos de dolor… Escuela enREDada se enREDó con Unicef. Ya en nuestra propuesta educativa, en nuestros objetivos, en nuestras actividades, en talleres…
Pido que la conciencia social nos cautive hasta hacernos personas, ciudadanos globales y solidarios con los que merecen tanto como nosotros y ni siquiera gozan de dignidad y respeto.
Quiero más, mucho más, quiero una sociedad que sepa usar sus fortalezas en beneficio de sus miembros, autocrítica con sus debilidades para poder subsanarlas, justa y cercana con los necesitados, políticos acertados y honrados, quiero que nadie tenga que penar por no tener reconocido su derecho al trabajo, a una vivienda, quiero que se erradique del mundo el maltrato cualquiera sea la faz que muestre…
Quiero que no me falte el cariño de los míos, quiero seguir sintiendo el afecto de tantos, quiero poder corresponder con lo mejor de mi.
Sería fantástico… ¡Felices Reyes gentes de bien!
Mantener la ilusión, la pasión y el amor en cada «acción» que llevemos a cabo será un buen regalo, que nos facilitará y gratificará nuestro viaje por el 2014. ¡¡Felices Reyes!!!.