
No ha habido ni un año en el que no haya escrito sobre el proceso de acogida en la escuela.
Este curso es más desafío que nunca encontrar las letras que procuren bienestar a la infancia en el mes más complejo del curso, sí, pero sobre todo en un año muy difícil para la humanidad.
Siento que en tiempos de COVID, hacer renglones de pausa para preparar las escuelas es ineludible.
Detenerse, poner las cosas en perspectiva y así, con la distancia necesaria para ver con claridad, tomar decisiones». Daniel Siegel.
Complicaciones ¿oportunidades?
¿Qué nos vamos a encontrar a la vuelta del verano? Un cuerpo en la cuerda floja afrontando una de las situaciones que más nos perturban, la incertidumbre en muchos planos de nuestra vida.
Estamos en duelo de libertades, aprendiendo a movernos en una atmósfera «sin conexión».
¿Se debe aprender a vivir sin conexión?
Rotundamente no.
El distanciamiento social es una circunstancia sobrevenida por la COVID-19. Hacer del distanciamiento social sinónimo de desconexión sería de consecuencias demasiado traumáticas para el ser humano.
Lograr el equilibrio entre seguridad y desafíos es la clave, salud física sin cercenar la mental.
A este escenario crítico se sumará delegar crianza y educación a instituciones, centros, personas, que son ajenas al núcleo familiar. Por si fuera poco, en cada persona, hay un potencial contagio del «corona».
Con este preámbulo, seguramente, la interpretación cognitiva que hagamos de la incorporación a las escuelas se centre en la intranquilidad.
Las ascuas de esta base de inseguridad promueven un impulso fuerte, protección, porque es lo que manda la más sabia, la madre naturaleza y este virus que se ha metido en nuestra vidas de manera tiránica.
Nutrir la serenidad para generar bienestar
Dice Bessel Van der Kolk que el cuerpo lleva la cuenta. Este curso van a entrar a la escuela además de estos datos de dominio público muchas historias emocionales que no sabemos cómo se han archivado en las memorias infantiles. También en las de sus progenitores y por supuesto en las de las educadoras.
No podremos conectar con padres y madres dentro de las salas como hacíamos antaño. Todo parece ponerse en contra. Es como cuando una madeja de lana se ha revuelto, no sabemos por donde tirar del hilo mientras va en escalada el nerviosismo.
He comprobado en mi vida que, sin menospreciar la dificultad, se anda mejor el camino aflorando lo vigoroso de las situaciones.
La gran fortaleza de nuestro centro siempre ha sido que somos y hemos funcionado en comunidad.
Es nuestro gran activo, decidimos hace tiempo ser personas que se aúnan para marcar una diferencia positiva en el acompañamiento a la infancia.
Los niños nos necesitan y somos los adultos, los que tenemos en nuestra mano las soluciones.
Las demandas de vida social ¿deben ser sofocadas?
Escuela Gran Vía es un centro que trabaja en cada actuación un modelo relacional en el que progenitores y educadores aportemos de manera que abunde en el desarrollo físico y psicológico de los niños.
Actuar como una gran familia, es la piedra angular del proceso.
¿Y cómo vamos a lograr la CONEXIÓN desde la separación física este curso?
Tengo la esperanza de ir logrando adecuar y optimizar todo lo que esté al alcance como adultos educadores, preparar el terreno para que la incorporación a la escuela, en el año de la COVID-19, sea un paso que contribuya a que los niños se sientan atendidos, cuidados, comprendidos, TOCADOS ¡Sentidos!
La reapertura de la escuela en el mes de julio ha despejado algunas dudas y ha alejado los fantasmas que abrumaban el pensamiento.

Niños y niñas han regresado y portaban un mensaje muy alentador para los inquietos adultos ¡están felices con el reencuentro! En 42 años de profesión no había vivido nada semejante ¡se necesitan unos a otros y de qué manera!
Con su espontaneidad habitual, de alguna manera nos interpelan…
¿Cuántos de vosotros estaríais dispuestos a intentar otra cosa antes que anclarse en la ansiedad?
¿Vamos a ser capaces de no poner en riesgo la relación con la infancia?
En cursos anteriores, sin saber lo que se nos venía encima, escribía desenfadada que casi nos habíamos liberado del pasado en las escuelas infantiles:
Las prácticas de antaño que dejaban a madres y padres en el quicio de la puerta, quedaron añejas ¡afortunadamente!
Cuando los progenitores no pueden involucrarse para afrontar el desafío de la adaptación a la escuela es muy, muy difícil modular el temor. Ver, observar, participar, colaborar… ser parte. La información evita que supongamos, alienta que verifiquemos que la decisión que hemos tomado es adecuada. Con la información se muestra la tranquilidad. Y con vuestra confianza y nuestra tranquilidad, llegan las del niño o niña.
Respirar para que ellos y ellas puedan hacerlo ¡Se trata de neuronas espejo!
Pudiera parecer que todo el trabajo que tanto esfuerzo ha costado para abrir mentes hacia acogidas respetuosas fuera fracasado. Otra vez una regresión, quedar atrapados en usos que ya definitivamente habíamos descartado ¡No nos resignamos, perseveramos!
Muy consciente de lo que tenemos encima, vuelvo a escribir:
Hoy padres y madres deben ver su derecho reconocido. En Infantil, en primera infancia, «padres y madres en la escuela» sois necesarios. Para contribuir de formas únicas y significativas. Los padres pueden ayudar mucho a los niños a sentirse bien en comunidad.
¿Sin presencia de padres y madres en las salas es posible tocar el corazón de los niños y niñas?
El año COVID no va a lograr que regresen praxis inadecuadas en adaptación:
La tranquilidad no se improvisa. Las leyes…
- No me voy a dejar llevar por el impulso; lo vivido hasta ahora en relación a las administraciones no es muy alentador.
- ¿Cuándo llegará el día en el que la administración para abordar vida de escuela cuente con los protagonistas de los ambientes docentes?
- Sin embargo no es mi estilo echar balones fuera, siento mi parcela de poder bajo mis pies y trabajo en ella.
- Desde el día 1 de julio la escuela es un sumatorio de burbujas de seguridad amparadas en el celo en el cumplimiento de las normas.
- La peor parte es la fiebre, tan cotidiana en estas edades. El corazón se te estruja cuando el termómetro señala 37º…
- No puedes impedir que tus neuronas comiencen a patinar en adrenalina; sin embargo se cumple estrictamente el protocolo del que las familias han sido previamente informadas y se han responsabilizado de su parte de actuaciones.
- Ahí empieza la labor de otros profesionales, los sanitarios, el pediatra de la escuela, el del centro de salud…
- Cruzar dedos y si tienes fe en la ciencia y/o en los santos… encomendarse.
- Va a formar parte de nuestras vidas en otoño, el virus no ceja.
La tranquilidad no se improvisa. La comunicación…
- Hubo un curso en el que entendimos que «abrir la escuela» a la presencia y participación de los progenitores no era opcional. También pudimos observar que no era suficiente.
- La escuela lleva muchos años trabajando la competencia digital ensayando cada día la comunicación con las familias a través de un foro privado en una red social y la agenda electrónica.
- Estar presentes en el foro, compartir información tanto de la escuela como de las administraciones que este curso DEBERÍAN SER PARTE de la mejor manera posible (todavía están a tiempo de reparar la falta absoluta de empatía con nuestras realidades), es aquietar incertidumbre. Cada persona sabe lo que se espera de ella y qué puede solicitar al centro. Se entrena la corresponsabilidad.
- Enfocar con positividad, lo negativo ocupa un lugar demasiado grande y puede restarnos energía. Sentirnos comunidad alienta y aflora lo mejor de nosotros.
- La información adecuada nos pone en el camino de tomar decisiones personales que nos permitan ser útiles al bien común. Estamos ante un problema de salud pública, cada persona puede ser una gran aportación en la cadena de lucha contra la enfermedad. Saber qué y cómo lo vamos a hacer.
- Es fundamental que la escuela aporte información a todos los niveles, sanitaria, relacional, emocional… y se abra a la escucha de las inquietudes de los progenitores.
- Os recuerdo que está a disposición la «Guía de acogida emocional» para espacios educativos que elaboré con mis compañeras Laura y Macarena.
- Como quiera que sea, revisar la actitud desde la que vamos a actuar ¡Saber hacia dónde estamos dirigiendo el foco!
Aprovechar los recursos físicos, reinventar los espacios:

- Contamos con espacio al aire libre. Antes de entrar a la escuela hemos habilitado en el pasillo exterior lugares para la transición. Hacer una parada, retomar el aliento. Bancos para el ritual necesario de descalzarse; padres y madres que mientras cogen el pie de su retoño, conectan con su piel; no hay solo un lenguaje, comunicamos con el cuerpo ¿podemos aprender a usar otras alternativas?
- Mientras tanto, a la altura de sus ojos, una educadora inicia la acogida con su rito de bienvenida. Saludos tenues, convocando a la calma. Se conversa, se pregunta, se hace silencio ¡el silencio también habla a las criaturas de nuestra paz interior! No agobies a los niños con un discurso acelerado, su cerebro está procesando el mensaje que le envía tu comunicación no verbal.
- Estar presentes de manera sintonizada es permitir que los pequeños lleguen a la conclusión de que sus congéneres saben qué necesitan y van a atender esas necesidades. Las mascarillas nos restan gestualidad, los niños pequeños la necesitan, es comunicación implícita. Sus cerebros valoran labios, sonrisas, tensión o relax en el rostro. El adulto, con sus gestos le pone nombre a la vida. Deja que tu cuerpo mande el mensaje de afecto ¡estoy aquí, te veo! La tensión, las prisas, la ausencia de conexión en la mirada… son barreras para la CONEXIÓN.
- Si la emocionalidad infantil da muestras de estar disponible para la cercanía, la educadora ABRAZA; si no es así, no hay urgencia, padres y madres atendiendo la necesaria transición. No es opcional, este curso dedicar tiempo a acoger emocionalmente es salud mental.

Las personas
- Madres y padres muy presentes hasta que el educador o educadora forma parte de la vida del niño. Sí, este curso especialmente necesitamos de vuestra cooperación, padres y madres. Tiempo especial para nosotros. Cuando un bebé llora por separación su único consuelo son los brazos de su refugio de malestar, papá o mamá. Días a disposición de una acogida en comunidad, con complicidad.
- Decanta tus miedos. Exprésalos a la educadora, busca su complicidad y conexión. Los niños necesitan protección y seguridad ¡necesitan CONFIANZA!
- Educadoras, más que nunca con una labor de una grandísima responsabilidad; venimos del confinamiento y con la sensación de que nuestro trabajado no es apreciado por las administraciones. Con el puesto de trabajo como el de tantos ciudadanos pendiente de un hilo. El autocuidado es imperativo, concedernos reposo emocional es necesario.
- La seguridad emocional no se impone, se gana. En septiembre, con más empeño, toda la sociedad podría contribuir para que la vuelta a los centros escolares se haga #AcariciandoelCorazón de la infancia ¡Centros escolares funcionando en alianza con las familias!
- La escuela no lo puede todo. Insisto somos más efectivos si sumamos complicidad. El niño nos lo agradecerá a ambas partes. Piensa en tu disponibilidad… invierte en facilitar; todo menos hacer pasar al bebé de un día para otro por una situación de frustración absoluta. No tiene recursos para defenderse de nuestras decisiones.
- Lo más importante de una escuela infantil son las personas que la habitan. Promover vínculos entre profesionales y progenitores allana el camino.

Las señales
- Cada niño se enfrenta de una manera a su interpretación de la experiencia. El engaño del silencio. Un niño que no llora no quiere decir que esté adaptado. No bajes la guardia, supervisa, observa reacciones pasivas. Puede haber llegado a la conclusión de abatimiento o insuficiencia, eso no es lo que buscamos, el niño debe sentirse bien en la escuela. No es una fase que “se soporta” y ya vendrán tiempos mejores. Los primeros contactos son determinantes, según sea la calidad de las experiencias. Decide cómo vas a influir.
- Cada niño es único. Etapa evolutiva, vivencias de la relación establecida con sus padres, confinamiento, un temperamento, un estilo de vida… ni todos en tropel, ni todos hora y media. No es el tiempo, es la sensibilidad hacia la naturaleza infantil ¿Se puede? No es opcional.

Los recursos
- Convertir una situación de adversidad en oportunidad para el aprendizaje nos pone en el camino de la resiliencia.
- A la entrada de los centros cestos «recoge energía», notas, papeles en blanco para ser usados. Escribir frases de aliento para llevar ¡Compartir sienta bien!
- Nuevos hábitos en la escuela, de higiene, de observarnos, de cuidarnos… sirven para ahora, sirven para aprender a vivir. No desperdiciemos esta oportunidad.
- Menos es más, cuarentena de juguetes, los dividimos en tres partes y cada día se juega con un tercio… compaginar desinfección y juego es posible.
- Crea rutinas, son un recurso inestimable, orientan, los peques se sienten seguros y en las circunstancias en las que estamos es inversión para no dejarse atrapar por la incertidumbre. La rutina de inicio de jornada es prioritaria, círculo de conexión, actividades de mindfulness… integración cerebral en el aquí y ahora.
- Toma tiempo para crear pautas, sin guión de acción no hay aval educativo, que los niños sepan que contamos con normas que cuidan de la convivencia y facilitan la interacción. No te olvides de comunicarlas con frecuencia y de mantenerlas con tu aliento.
- ¿Todavía no has pensado cuáles serán las tareas para garantizar que el grupo sea funcional, se aprenda, nos ayudemos y disfrutemos? Los comités son espectaculares, comité de bienvenida (aprender a saludar a los compañeros con cariño, hacernos presentes, asegurando la pertenencia de cada uno). Comité energizante, tiempos para los recreos cerebrales, paramos la actividad y nos dedicamos atenciones de oxígeno para las neuronas (nos movemos, bailamos, nos reímos, respiramos).
- Mesas de las soluciones, «me doy cuenta, estoy enfadada, en mi comunidad hay recursos, son oportunidades para aprender a resolver vida de forma humanizada». Láminas de identificación emocional, ruedas de regulación de intensidad del enfado, ruedas de soluciones…
- Tiempos fuera positivos para las educadoras, espacios en las salas para «recuperar cerebro pensante». Seguir haciendo de cualquier modo no es garantía de tu mejor versión, para, recupera energía… y podrás continuar con otro filtro en tu mirada.
- Más tiempo de calle, no hay prioridad más grande en este curso en las programaciones que el bienestar emocional, desde el físico hay pista libre para perseguir el afectivo. Si lo promovemos habremos invertido en salud para todos.

Entrar en el mundo infantil
No es el bebé el que entra en la escuela, sino la escuela la que invierte esfuerzo y afecto para hacerse un hueco en la vida del niño.
Fomentar vinculaciones saludables en las escuelas no es una opción es un deber. Este curso no puede quedarse en segundo plano esta finalidad, es la MISIÓN del año.
Siegel nos ayuda: brinda atención y afecto, con sensibilidad, haciendo que se sientan protegidos, les daremos la oportunidad de encontrarse cuidados recibiendo estos cuatro «dones».

¡Responsables de las experiencias que aportamos! Y es que este curso no se para el proceso de construcción humana en las escuelas, las decisiones que tomen los pequeños forman parte del sistema operativo con el que se van a conducir en la vida.
Los niños van a vivir miles de impresiones que les hablarán de sí mismos, de los que le rodean, de su mundo… los mensajes posteriores se apoyarán en ellos, y eso lo transforma en elementos capaces de almacenar fuerzas tremendas… Corkille Briggs.
Y nunca está todo dicho.
¡Aliento para todos, mis mejores deseos para que el 2020-2021 sea un año significativo en nuestras vidas por el esfuerzo, sí, también por los logros en superación y crecimiento personal!
Los peques nos necesitan ahora más que nunca. Gracias Marisa Moya ❤ siempre aportando luz.
Muchísimas gracias Elena, así es ¡estaremos a su altura!
Un abrazo fuerte.