
Creía que no sería posible, pensaba que tal vez me iban a faltar las fuerzas y no ha sido así ¡He trabajado tanto! Otro año más sembrando la formación en Disciplina Positiva. Un año intenso y profundamente humano.
Soy entrenadora de esta metodología que me salió al encuentro cuando ya había dado muchos pasos en un proceso vital y profesional que me había llevado a pensar y rechazar muchas prácticas en educación.
Allá por el 2011, con el proyecto de la escuela, dejábamos claros algunos posicionamientos; dejábamos de lado la queja sempiterna por estéril. Si bien llega un momento en el que la consciencia del impacto que las prácticas irrespetuosas se hace insoportablemente doloroso, y ya no es irrelevante qué hacemos y cómo lo hacemos. Un «no te rindas» era y es responsabilidad alentadora. Para empezar conmigo misma. Y sin titubear, con ellos y ellas, los alumnos que cada año ponen, a través de la decisión de sus progenitores, su desarrollo personal en nuestras manos.
Había, hay que actuar.
La lente de los nuevos conocimientos sobre cómo aprenden los niños no deja impasible; algo o mucho tiene que cambiar y quién mejor para llevar a cabo esta empresa que las personas que cada día les acompañamos.
Aprender nosotros para que puedan aprender ellos. Aprender a relacionarnos más saludablemente es la base.
Combinando tanto anhelo se fue haciendo un maravilloso cóctel en el sentido de que, poco a poco se iba tocando, aunque fuera con las puntas de los dedos, la esperanza de escenarios de interacción humana más amables en las escuelas y en los hogares.

No me cabe ninguna duda, todo eso que ambicionamos para hijos y alumnos, esas cualidades que nos llenan el alma y que nos fluyen por la boca en cascada: la comprensión, la tolerancia, la escucha empática, la asertividad, el respeto, la responsabilidad… se aprenden en casa y en la escuela.
Somos oportunidad. Somos la oportunidad de un mejor mundo.
No se nace amando, se nace necesitando a los otros para aprender a amar.
Y se observa el amor en los gestos, en las actuaciones, en los silencios, en la amabilidad, en la firmeza. Y se aprende a amar cuando te permiten quererte, con tus errores, con tus déficit, con tu coraje, con tus fortalezas.
Solo así, repitiendo el afecto, se alimenta el cariño por las cosas, por los entornos, por uno mismo, por los demás.
Sí, la Disciplina Positiva es una actitud de amor. Es compasión y aliento.
¿Y no es eso un educador? Lenguaje de amor
Qué mejor guía puede encontrar la infancia que la seguridad de la conexión con un educador con el que se siente sentido.

Pues así, han transcurrido los días de un curso de fuego que no quema pero acaricia; las palabras, el mensaje de esta Disciplina Positiva que tanta falta hace, han sido taller tras taller, el vehículo que propone, que muestra, que no impone, el lenguaje de amor.
Puntos claves ¡no para eliminar radicalmente el mal comportamiento, sí, al menos para saber que estamos haciendo lo posible para que puedan tomar las mejores de sus decisiones!
- El propósito a largo plazo de los padres y maestros es ayudar a los niños en el desarrollo de la autoestima y las destrezas que necesitan para ser seres humanos efectivos, felices y miembros contribuyentes al bienestar de su familia y la sociedad.
- Los adultos tenemos mucho que ver en los problemas de conducta de los niños, no es cuestión de culpabilidad, se trata de responsabilidad.
- Mantén y salvaguarda la dignidad y el respeto por ti mismo y por el niño.
- Disciplina eficaz, traza metas a largo alcance. Céntrate en las soluciones en vez de en los castigos.
- Conecta, investiga qué es lo que el niño quiere y puede, quizás bastante diferente a lo que intentas enseñarle.
- Es imprescindible conocer las creencias escondidas detrás de la conducta de los niños para poder alentar proporcionando oportunidades para que ellos mismos las cambien.
- Trata de involucrar al niño para que aprenda a trabajar hacia soluciones, incita a cooperar y a desarrollar destrezas de la vida.
Después de esto ya estarás listo para comenzar a conocer cuáles serán las herramientas más efectivas que usarás como educador. Trabaja con estas herramientas en forma flexible, ya que no todos los niños son iguales.
Lo importante no es ganar a los niños sino ganárselos, para ello el adulto debe invertir tiempo en comprender, modelar y motivar competencias esenciales para la vida”
El énfasis, muchas veces, es hacer que el niño pague por lo que hizo en vez de mirar las soluciones que puedan ayudarle en el futuro. El conflicto es la oportunidad.
¡Involucra al niño en las soluciones¡ ¡Deja de ordenar y empieza a pedir de forma que impulse a los niños a colaborar en la resolución de problemas!
Ave viajera, sembrando semillas
De un punto a otro de España, como avecilla viajera, he ido buscando la calidez de la motivaciones cómplices. Sumar sinergias nos hace más fuertes, da ánimo. Motivaciones por saber más sobre educación y crianza partiendo de uno mismo, conociéndose como educador.
Yo no soy una experta en nada, sí soy una gran aprendiz infatigable y ello es lo que, creo, que humildemente he mostrado al abrir las maletas de talleres; inquietud por el afecto, por los entornos, el lenguaje, el contacto… madres, padres, maestros, orientadores, psicólogos, directores de escuela, pedagogos, cocineros y jardineros, instituciones enteras, personas.
Confiando en que el espíritu del contagio de cada una de las historias personales cobren fuerza en familias y colegios, en espacios educativos todos.
Porque mi tarea más hermosa y, lo sé, la de muchos de vosotros también, es #cuidarInfancia.
Formación en Disciplina Positiva
Viendo las fotos para este vídeo, las emociones se agolpaban. Ha sido mucho lo compartido. Adler, Dreikurs, Jane Nelsen, Lynn Lott, Anabella Shaked, imaginados, traídos a nuestro presente de talleres en cada frase, en cada mensaje.
Muchas historias de vida tras esos instantes que capta la cámara y que ya se quedan archivados en el baúl de los tesoros de las memorias que sientan bien.
Habéis sido la energía que me ha mantenido efervescente hasta el último encuentro. Y siento un enorme agradecimiento. Personas llenas de intereses, con ganas de crecer; otras veces profesionales desanimados pero que no obstante no tiran la toalla y siguen el impulso de superación de la adversidad ¡a veces es tan grande y despiadada su magnitud!
Este escrito es solo un porcentaje ínfimo de todo lo vivido. Muchos niños y niñas serán testigos del pico y pala de muchos procesos de cambio.
Y siento enorme agradecimiento, lo tengo que volver a decir; agradecimiento sin límite por el regalo de vuestra participación en este año de formación en Disciplina Positiva, por el gran significado que supone cada una de las personas que habéis emprendido el camino de este desafío.
Y sobre todo porque en cada uno de vosotros, en cada uno de nosotros, hay una gran esperanza, una semilla de cambio.
¡Seguimos sembrando formación en Disciplina Positiva!

GRACIAS.
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