A veces tengo la impresión de que la Educación Infantil siempre tuviera que estar pidiendo disculpas o justificándose por algo. Es cierto que aunque más lentamente de lo que quisiera, los padres van reconociendo la impronta que esta etapa puede tener en las vidas de sus retoños y que si no se hacen juicios precipitados o presos de estereotipos, la reflexión sobre las evidencias inclina la balanza ostentosamente a favor de un trabajo en equipo, escuela familia, en la crianza y la educación de la edad temprana.
Ese niño abocado a lo social casi desde el nacimiento en la organización del mundo que los mayores hemos tejido, no sé si de manera muy consciente, requiere guías y apoyos que se escapan a las funciones del núcleo familiar. La incorporación a los tres años a los colegios pone a los chicos en el disparadero de sacar un suficiente amplio en recursos y habilidades de todo tipo para vivir una cotidianeidad al menos tranquila y ya si nos ponemos exigentes, provocadora del suficiente bienestar para ayudar a crecer en todos los sentidos adecuadamente.
Este fue uno de los motivos que nos impulsó y sigue haciéndolo a compartir toda nuestra actividad en la red. Dar visibilidad era un instrumento sin par para ofrecer información y conocimiento. Insisto en una de mis frases favoritas «lo que no se conoce no se puede valorar». Y la finalidad no es ponerse medallas, no por favor, no competimos con las familias, sino que minutos robados a una entrada apresurada en la escuela y minutos robados a una salida en la que todos estamos cansados no era el escenario ideal para que los padres supieran en qué habían invertido sus chicos el tiempo y de qué manera esto podría redundar en sus vidas.
Tres años de páginas de Infantil están en esta vuestra casa, el blog. En abierto, sujetas a apreciación y a los interesados en la más importante etapa de la educación, también a retroalimentación. Así, poco a poco, como el trabajo de la hormiguita, constante y denodado hemos ido cumpliendo con esa misión que nos impuso parir un gran proyecto, escuela enREDada. En todas ellas late ese deseo que no conoce límites, acercaros a nuestras actividades, pensamientos, principios… porque sin vosotros, los padres, sin la creencia firme y sólida de que estáis ofreciendo lo mejor a vuestros pequeños las finalidades del trabajo del educador nunca tendrán el refrendo que precisan para calar hondo en sus potencialidad infantil.
Las vacaciones son un episodio más de esos que nos ponen en la piqueta. Defender a capa y espada que la escuela es la mejor opción para el ocio del estío sería un autoengaño y es seguro que no me lo toleraríais. Pero como los valores absolutos hace tiempo que perdieron significado para mi voy a cambiar esa afirmación rotunda por un «todo depende» que creo tiene más visos de realismo.
Hace unos días Jesús Martínez escribía sobre este tema, el final del cole y las alternativas para hacer frente a estos meses de desajuste entre vida laboral y vacaciones escolares. No voy a entrar en aspectos de conciliación, no está el horno para bollos por muy necesaria que sea. Pero sí me gustaría aliviar corazones afligidos que se ven azuzados por ese sentimiento tan desgraciadamente usual en los progenitores, se llama culpabilidad.
Abuelos, campamentos, talleres… ofertas para cubrir una necesidad. La de los abuelos es con mucho cercana a lo sublime, si se le añade pueblo de toda la vida con campito o playa pues qué os voy a contar que no sepáis. Podríamos abundar en este tema no obstante e intentar un acercamiento al sentir de los abuelos, que sí, que ya sé que nuca se van a negar pero otra cosa es hasta dónde estamos legitimados para invadir espacio de tranquilidad y/o necesidad de descanso. Otro día lo comentamos…
Seguimos con nuestro tema, la opción abuelos es también un arma de doble filo, el que estén reconocidos como oportunidad de verano «supermegaguay» e insuperable hace que las otras posibilidades entren en el lado oscuro. Y así como padre/madre puedes pasar a engrosar el pelotón de los que se dejan seducir por las tendencias consumistas maquilladas de formación más allá de lo convencional (cursos de natación, tenis, inglés, alemán y si me apuras, hasta chino) que quién me hubiera dado a mi en mis años mozos aunque hubiera supuesto recortes en mis aires de campiña. O bien, si te quedas en una decisión intermedia porque te parecen chiquitines y los campamentos abruman por exceso de autonomía, también sentirás el pellizco de no estar acertando.
Es como si hagas lo que hagas el niño esté penalizado por no haber nacido en la década de los sesenta.
¡Cómo nos complicamos la vida! Es importante ofrecer lo mejor a los niños pero también es importante que les traslademos la impresión de que las decisiones que hemos tomado para su día a día no se tiñen de gris porque no seamos capaces de vivir anclados en el rosa que ya casi ha pasado a pretérito porque las circunstancias no son las del siglo XX .
Mi recomendación es que se tome la vía que se tome el objetivo sea placentero y de disfrute, cada familia sabe cómo lo logra su chico, la mayor parte en edad temprana lo consigue jugando y que viváis lo elegido desde la perspectiva más positiva de la que seáis capaces porque esa es la lectura que sí saben hacer nuestros niños, la de los sentimientos del adulto.
Este medio mes, en la escuela pensamos en hacer vacaciones en las nubes (muy propio de nuestro estado anímico habitual) pero los peques a medio camino decidieron cambiar la ruta… Al fin, ni nubes, ni selva ¿o tal vez sí? Lo cierto es que estamos de vacaciones en la escuela 😉
Como me gusta Marisa!!!!!! Cuándo entenderemos que el sentimiento de culpa no nos lleva a nada bueno? Por qué nos es tan complicado? Cuanta razon tienes en que lo principal es vivir con naturalidad y felicidad cada decision, tomada siempredesde el amor. Nos culpabilizamos en exceso y eso no nos deja disfrutar de lo que de verdad importa. Mil besos!!!!
Cuando hacía el vídeo Marta, dejé más espacio para una toma que me parece muy explicativa de la reflexión que hago en este post. Son Emma y Aitor mojando sus manos en el agua de un cubito y aplaudiendo por el mero placer de sentir las gotas que se disparan de sus palmas, mientras el sonido de fondo evidencia la algarabía de los «compañeros espectadores»… Poco más que añadir a estas imágenes tan elocuentes, están felices!!!
Esa es la valoración que creo que hay que hacer para hacerlo «bien» porque intentar la «perfección» casi siempre es sinónimo de frustración 😉
Muchas gracias Marta. Mil besos!!
Marisa, como siempre, muy de acuerdo contigo. Creo que en esto de la crianza y la educación, los Centros de Infantil no sólo tenemos mucho que aportar, sino que, además, vivimos muy pegaditos a la realidad de nuestras niñas y niños. Es por ello que somos capaces de encontrar alternativas a este tiempo de vacaciones y que esas alternativas sean divertidas, formativas, socializadoras y creativas para nuestros peques. Este verano hemos dado otra vuelta a nuestras «actividades de verano» y la hemos completado con el proyecto «escuela de verano» dónde aprendemos y disfrutamos igual que el resto del curso, siendo capaces de darle un enfoque distinto. Podeis ver algunos retazos de ello en nuestro Facebook. Pero sobre todo, lo más gratificante es volver a encontrarnos con alumnos/as de cursos pasados que desde el primer día están inmersos en la dinámica y ávidos de experimentar, observar, convivir y en definitiva, seguir creciendo felices.
Un abrazo a esa estupenda familia que es Escuela Infantil Gran Vía.
Así es Gustavo, de vez en cuando necesitamos ese abrazo aunque sea virtual de los colegas de Infantil ¡A ver cuando llega el día en que los padres puedan presumir abiertamente de complementar la formación y desarrollo de sus peques con el trabajo de los educadores de Infantil independientemente de que lo precisen por motivos laborales!
Disfrutan los niños y disfrutamos el equipo porque como bien dices, retomamos pedacitos de vida de antiguos alumnos, nos deleitamos con su crecimiento, con la conversación… en eso casi nos parecemos a los abuelos 😉 Y con los peques pues desde embadurnarse hasta cambiar todos los planes porque deciden que el taller sea suyo y en lugar de las nubes, tigres y leones pasen a poblar la fantasía de unas semanas!!
Que estaríamos mejor en el Caribe, pues claro, seguramente, que es mejor no torturarse con imposibles pues más claro todavía.
Mientras tanto, vacaciones muy disfrutadas y en positivo en la escuela 😉
Besiños mil!!
Estoy de acuerdo contigo Marisa. Yo pienso q la mejor opción son los abuelos, si los padres no se pueden permitir apuntar a los niños al Casal de verano, sea cual sea. Pero q los niños vayan d Casal, es una opción más a recomemdable, ya q el verano da para mucho. Y fuera el sentimiento de culpabilidad.
Feliz verano .
Muchas gracias Yolanda, esa es la idea que quería compartir, si gozas de condiciones óptimas, abuelos jóvenes, con salud, entusiastas del juego y los niños… en un pueblo, al sol y al aire pues no hay nada más que decir. Pero hay otras opciones que son buenas para los niños que se programan con muchísimo cariño y que pueden dar la tranquilidad a las familias de haber procurado ocio feliz a sus pequeños.
Un abrazo grande. Feliz verano!!
Esa imagen de los dos niños mojando sus manitas en agua y dando palmas
es genial.
¡¡¡me ha encantado el vídeoooo!!! qué chulada! y tu reflexión, como siempre 😉
Muchas gracias Laura, creo que estos pocos minutos de vídeo explican mejor que yo lo que son capaces de hacer y disfrutar los chicos. Un abrazo muy grande!!