
En estos días de febrero son muchas las familias que nos visitan buscando ese lugar habitado por un equipo humano que responda a la necesidad de incorporar a sus pequeños a la vida de escuela. Y se nos plantea el desafío de mostrarles que este es un espacio que utiliza herramientas para aprender a degustar la alegría en lo que nos rodea.
Cuando llegan, conversamos mucho, no me cuesta hacerlo porque soy de naturaleza parlanchina. También porque sé lo importante que es trasladar a los progenitores, no tanto una propuesta pedagógica, como el contacto y el roce de corazón con corazón. Hacer de un centro de Educación Infantil un entorno relevante para los niños empieza por ahí, por construir desde la afectividad.
Uno de estos padres, después de charlar sobre lo importante y también lo anecdótico de nuestra labor, me preguntó: ¿cuál es vuestra fortaleza Marisa? ¿En qué creéis que no sois tan fuertes? Hazme tu auto crítica.
Mentiría si dijera que respondí inmediatamente, me paré desconcertada, sonreí ¡me gustó este interés! Y me hubiera sido fácil hacer un discurso hinchado, sin embargo pensé que se merecía toda la honestidad y respetando su derecho le contesté, con la sinceridad más grande de que fui capaz.
Somos una gran familia, esa es nuestra mayor fortaleza; no somos una escuela a la usanza, sí hemos trabajado mucho para que las personas que forman parte de este centro se sientan en casa. Una casa que cuida niños y niñas, que atiende, que quiere, que se empeña y que unas veces logra y otras sigue intentándolo.
Hacer familia es voluntad de vinculación entrañable. Este interés nació de la reflexión tras muchos años de recorrido en Educación Infantil. Allá por el 2011 escribía, efervescente, esto:
Un artículo muy largo. No queda más remedio, espero que esto no quiera decir que la mitad sobra.
Es la descripción, aún en borrador, de la gestación de un proyecto. Creo que hay pocos artículos en este blog que de una manera u otra no pongan de relieve la trascendencia de la Educación Infantil en el desarrollo del individuo. Alentadas por un afán de mejora hemos diseñado las líneas maestras de la que será nuestra actuación a partir de ahora.
Pero no tendremos el papel estelar, esa es la esencia de este proyecto, queremos una escuela enREDada. Vamos a jugar fuerte ¡Pretendemos modificar las relaciones existentes entre los distintos agentes de nuestra pequeña comunidad educativa!
Había que pasar la prueba de la realidad, porque tan solo era un afán nuestro.
Ha habido entre esos párrafos y estos de hoy mucho, mucho empeño. Contar con otros, con todos los que formamos esta comunidad, era suponer que los demás también deseaban un paradigma distinto para abordar primera infancia en la escuela.
Las relaciones de afinidad, en un principio, estaban solo en mi mente, quedaban sujetas al azar. No sabía entonces que mi necesidad no era singular, era también la de los progenitores.
Dimos los primeros pasos de un proyecto que pretendía incidir en la mejora de la educación como medio optimizador para vivir y para ser.
Creo no equivocarme al decir que adquirir la identidad de comunidad amplió sin límite la cantidad de vivencias de interacción y con ellas se pusieron de manifiesto las inquietudes de sus miembros, sus necesidades, sus perspectivas y aportaciones. La escuela se abría a la realidad de sus gentes.
Exigió cambio de actitud.
Pusimos un foco distinto, se trataba de poner bases sólidas para la formación de hábitos y valores que conduzcan al individuo hacía el perfeccionamiento personal. Con derecho a no renunciar a las características que nos hacen a cada uno único y distinto de los demás. Para asegurarnos de cumplir rigurosamente con ese derecho de cada alumno no encontramos mejor herramienta que el afecto y el respeto.
Que sean pequeños no debe amparar una dejación en nuestras obligaciones hacia ellos sino todo lo contrario, la obligación como educadoras es la de la mayor exigencia personal para contemplar la capacidad de cada uno de nuestros alumnos. Si no lo hacemos se incurre, a nuestro modo de ver, en una grave falta de consideración y reconocimiento hacia la infancia.
No se trató de elaborar un proyecto para alejar el pasado, metamorfoseamos para vivir un mejor presente.
Bueno, esto que acabo de hacer es irme por las ramas, ya forma parte de mi discurso diario. He querido regresar a la actualidad todo aquello que nos movió a ofrecer «familia» a nuestras familias.

No me olvido de la auto crítica, también tenemos el lado mejorable.
Nuestros alumnos son exploradores infatigables, certificando continuamente logros y si no los obtienen tenaces, investigan otras vías. Comunicadores sin palabras, con corazones que se entregan en busca de conexión. Es más, los niños, sujetan los nuestros; tienen esa capacidad, aunque te parezca que los sobresaltan, a la larga dulcifican.
Pues bien, este es el gran privilegio de nuestra etapa, hay poco firme, casi todo está por decidirse. Y no hay día que pase que no sienta que su ¿lógica sin lógica?, es cota alta de sabiduría.
Vulnerabilidad en nuestras manos.
Tener la sensación de que podríamos estar haciéndolo mejor si hubiéramos logrado mayor autoconocimiento, mejores habilidades… es un fantasma que aparece de vez en cuando. No se trata de perseguir la perfección, sí nos planteamos asiduamente la necesidad de mantener viva la llama del crecimiento personal para llegar de maneras saludables a los niños.
Pues sí, tal vez este sea un lado flaco, tomar conciencia de nuestro impacto en la construcción de tantas almas nos ha convertido en perseguidoras, casi insaciables, de la búsqueda de lecciones de maestros para maestros. El vértigo se siente cuando abres los ojos a cada uno de tus pasos.
Ser agentes de transformación social, vértigo que a veces no deja que te permitas las sensaciones espectaculares del trabajo hecho con amor aunque no siempre sea exitoso.
Ahí andamos, tras el coraje de la imperfección. Aprendiendo a saborear tanta alegría como nos rodea en el arte de enseñar a ser humano.
¿Y cómo contar esta tarea obligada como educadoras en Gran Vía a los progenitores?
Describir en esta primera entrevista cuáles son las tareas de obligado cumplimiento por nuestra parte no es fácil ¿Somos un centro singular? A veces pienso que hasta puede provocar cierto recelo si lo espeto así, a boca jarro.
Pero sí, para crecer social y emocionalmente, nuestras familias deben conocer que las educadoras trabajamos cada día «el pico y pala» de la actitud hacia las relaciones humanas.
Sabemos lo que buscamos…
Que no haya un solo alumno que salga de la escuela sin reconocimiento y sentido de pertenencia. Haz de la calma una rutina de placer no un sentimiento negativo. Cuando un niño se porta mal es cuando más nos necesita, si tan solo ves la conducta no podrás ayudarle, sus razones pasarán inadvertidas y la motivación para modificar se perderá irremisiblemente. Los niños se portan mejor cuando se sienten mejor. El respeto a la autonomía tiene relación directa con el autoconcepto y con la futura autoestima. Los niños aprenden por modelado, dan en función de lo que reciben, nuestras actitudes y habilidades son su referencia para conocerse a sí mismos, al entorno, al mundo que les rodea y poder interactuar con él con relaciones basadas en el afecto, el respeto mutuo y la claridad y consistencia de las normas….
Sin negar el poder de la intuición en educación, el autoconocimiento es una ayuda de primer orden para el educador. Conocer bases biológicas del comportamiento y del aprendizaje, estilos de enseñanza, maneras y habilidades que poseemos para afrontar los conflictos… son los requisitos mínimos de ese viaje de introspección. En este blog se repite hasta la saciedad que en educación no vale todo y tomar conciencia de cuál es nuestro impacto en las emociones infantiles nos pone en el camino de poder entender y ayudar ¿no es esto la educación?
Gozamos de “estrellato” ¡Somos muy, muy importantes en el devenir de nuestros niños! ¿Qué modelado quieres ofrecer a tus alumnos?
Sabemos lo que descartamos…
Trampas en el pegamento afectivo cuando el feedback social no aporta información fiable y la seguridad no llega a la mente infantil.
Pues eso, que estas primeras entrevistas son fundamentales para que padres y madres sientan confianza básica en la escuela y sus gentes. Y exige una gran pericia trasladar a los padres, sin que se asusten, que el proceso de revisión de creencias y prácticas que estaban arraigadas en cada una de nosotras es esencial en nuestra escuela.
Cuando expresamos este periplo nos arriesgamos a parecer raras, yo lo maquillo diciendo singulares. Porque no solo hay un cambio de actitud, sí, aún hay más. Con el cambio de actitud vino el cambio profundo del lenguaje. La entonación, el cuidado de que la expresión no verbal no desdiga a la verbal, la autorregulación para poder modelar autocontrol, ni discursos que son sermones, ni órdenes, ni por supuesto etiquetas… en nuestra escuela no tiene cabida el castigo; abandonando la sobreactuación adulta para no sobrecargar al niño con estados de ánimo ajenos y/o impedirle resolver sus conflictos porque se vea forzado a atender más a cómo maneja el adulto la situación que a cómo puede manejarla él. Sí, cuando todas estas ideas ya no son un input sino una forma de ver y responder al mundo, tienes otra mirada, tu estilo perceptual ha cambiado, te metes en el mundo del niño.
No sigo, pero hace tanto que no escribo sobre nosotras que necesitaba hacer un punto y a parte entre mis numerosos talleres para contaros que esta que escribe anda entre un estado de armonía interna y un corpus de desafíos en nuevas destrezas.
En muchos centros no se hablará de nada de esto; sin embargo consideramos que es indispensable para garantizar que lo que se va a vivir en la escuela es, sin duda, comunicación efectiva y afectiva.

La alegría en lo que nos rodea ¡nutrir el afecto!
Pues bien, como os decía, esta familia que no cesa de revisar el impacto que tenemos a través de nuestra tarea en los alumnos, nos hemos centrado en la búsqueda de la alegría en lo más cercano, en nosotros mismos y en lo que nos rodea.
Para los niños y niñas de Educación Infantil la fuente que mana alegría es la conexión. Conexión en todos los órdenes, física, sensorial, senso motriz, personal, afectiva, social…
Cuando está garantizada, ellos y ellas, pueden hacer lo que deben, jugar, explorar, manipular, contrastar… aprender.
Cuando alguno de estos aspectos no se da, los niños adolecen de déficit y se ven obligados perseverar en la búsqueda o bien permanecen frustrados e insatisfechos.
Amigo Árbol. Contando historias para entender el mundo.
Nuestro trabajo habla mucho sobre nosotros, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que decidimos. Unas líneas para un gran aliado en la escuela. Se llama Amigo Árbol, fruto de la voluntad de responder respetuosamente a la mirada de descubrimiento de la infancia.
Hubo un momento en el que apareció una señal inequívoca promotora de evolución en nuestro proyecto, escuela enREDada, fue Amigo Árbol. Se convirtió en el hilo conductor del tiempo que la escuela estima “asuntos propios de los niños”. Aparentemente es un tronco leñoso que se va llenando de vida con el trabajo de todos.
Contamos historias de calle a nuestros alumnos, se ponen en marcha en la calle, las reconstruimos en la escuela. Vamos sin guión preestablecido a entornos de la ciudad, lo que nos vale es lo que el medio provoca en los niños. Mientras, nosotras, atentas a la expresión de sorpresa y asombro, recogemos intereses en los que enlazaremos el proceso de enseñanza aprendizaje.
Contamos historias que se nutren de los matices de la vida real y alentamos la resonancia en el complejo mundo psíquico de nuestros alumnos.
Seguramente, escribía cuando lo presenté, no se puede definir como trabajo por proyectos, hay detalles que nos alejan de lo ortodoxo de su planteamiento. No nos preocupa mucho etiquetarlo.
Y os cuento por qué nos asalta la duda de no cumplir con los requisitos. En esto también somos distintos los del Primer Ciclo de Infantil. La escasez del lenguaje verbal impide hacer preguntas a nuestros alumnos que den luz sobre intereses a trabajar. Para nosotras no es una barrera, acostumbradas a leer en gestos y expresión de sentimientos, hemos diseñado un proyecto a su medida, unos poquitos planteamientos fijos que le dan estructura organizada pero aprendiendo desde la formulación de desafíos que presumimos pudieran ser motivaciones para nuestros chicos y que nos lleven a investigar y buscar herramientas y soluciones, viviendo cada detalle del proceso como promotoras de logros no como contenidos, sino como desarrollo y maduración.
Y para ello hemos buscado objetos de aprendizaje en entornos de realidad cercana, fuera de la escuela con un modelo susceptible de mil flexibilidades porque este es un proyecto vivo, goza de toda la flexibilidad que se necesita para ser responsivos.
En esta web hay mil experiencias, narradas en primera persona, con la voz del hacer de niños y niñas aprendiendo desde entornos ricos en sensaciones e imágenes. Así se construye mente en Infantil.

Sin estructura no hay libertad.
Hoy Amigo Árbol nos define, es nuestro ambiente, es el icono de nuestra manera de educar.
Refleja ideas, estilo, actitudes…
- Queremos un alumno que sienta reconocida su potencialidad.
- Nos importan los procesos y no priorizamos los resultados.
- Decimos no al aprendizaje tedioso, facilitamos el placentero.
- Nos importa que los niños (cada niño) encuentren respeto, tiempo y espacio para sentirse capaces.
- Es el aprecio por su iniciativa y el aliento de autonomía lo que debe rodear al niño en su vida cotidiana en la escuela.
- Ojos positivos, poniendo en alza las fortalezas infantiles como vía para superar las inseguridades y los errores.
- Renunciamos a prácticas restrictivas e inflexibles.
- Dejamos de lado propuestas que no tengan en cuenta el vitalismo de la naturaleza del niño.
- Si nuestra finalidad educativa no tiene que ver con la necesidad de los chicos, esa finalidad no es válida, el que tiene que modificar es el adulto.
- Si las estrategias no nos permiten meternos en el mundo de los niños, esas estrategias no son válidas, hay que cambiarlas.

Construimos el plan
Con esta cuarta experiencia en este curso, de Amigo Árbol, se renueva el mensaje que oxigena al proyecto, confiamos en las habilidades de los chicos para crecer y desarrollarse, nosotras tan solo debemos procurar aventuras que provoquen y aseguren entornos óptimos de aprendizaje.
Visitamos otro parque de Madrid, es nuestra ventana al mundo. Aprendemos desde la realidad. En esta ocasión ha sido La Quinta de Los Molinos.
Había pronóstico de lluvia incansable para más de una semana, era el único día que nos quedaba para gozar de descubrimiento, el viento andaba a la fuga. No aparecían por ninguna parte todas esas características estipuladas sobre el invierno. Y este era, en principio, el contenido a trabajar en esta experiencia de Amigo Árbol.
Al invierno en nuestra escuela se llega a través de interacciones de vida y la vida de este año se resistía a ceñirse a los cánones. Nos olvidamos de conceptos prefijados y fuimos en busca de sensaciones concretas, las que fueran, las existentes. Fuimos con gorros y bufandas y tuvimos que dejar de lado los paraguas cognitivos prefijados para recoger los asombros de un invierno en el que han imperado rayos fuertes de sol echando un pulso a los copos gordos de la regia nieve que se encargó de cubrir Madrid con un manto.
Así, sin lluvia, sin viento, sin agostamiento… hemos recorrido el parque de La Quinta de Los Molinos, asomados al apunte tímido de una incipiente primavera en los almendros.
Acción. Escuela laboratorio. Con el cuerpo, con la mente, con el corazón.
Mejor ver que leerlo. En el vídeo el proceso que hemos vivido. Conectando con el corazón para llegar a la mente infantil.
En el vídeo están, nos tenéis. El parque La Quinta de Los Molinos, descubrimiento y sorpresa. La escuela, recreando y convocando a nuevas experiencias. Desde un palo, hasta harina y sal. Conexión con los objetos, conexión con las personas, organización mental en desarrollo. Vienen predeterminados para ello, nuestra labor es poner a disposición los medios y los entornos necesarios.
Todo ello tejiendo con hilo fino pero consistente atmósferas de armonía y bienestar.
Creemos cada vez con más certeza que las experiencias que viven hoy son la plantilla de las decisiones del futuro. Muchas de las dificultades que encontramos los adultos en nuestra relaciones tienen a la base una construcción susceptible de mejora de ese “armario” de autoconocimiento y autorregulación en nuestra infancia.
Por ello ya es un clásico en la escuela, hemos descubierto en el armario de EmocionaT una hermosa forma de hacer la higiene del cerebro todos los días, cada vez que lo necesitamos, para que se mantenga saludable.
El armario es puro cartón y también pura ilusión por un mundo mejor.
Se construye en cooperación. Cuenta con espacio para todas las necesidades. Lo que está dentro, los niños lo saben bien, está hecho por ellos y para ellos. Son juguetes.
Juguetes emocionales.
Si queremos adultos que respiren y se tomen su tiempo antes de decidir hay que ejercitar esta habilidad, si queremos adultos que sepan poner humor a la adversidad, que tengan capacidad para evocar sus memorias de momentos de alegría cuando nos asalta la tristeza; si queremos adultos que tengan sentido lúdico de la vida y que afronten los problemas con creatividad, si queremos adultos que ayuden a sus semejantes, que posean herramientas de modulación emocional… hay que hacer la higiene del cerebro todos los días, cada día, hasta convertir en automatismos las competencias de salud emocional.
- Pelotas de amasar, pelotas de lanzar y rodar hechas con globos, con arroz, con papel ¡divertidas!
- Las fotos de la alegría, plastificadas para que absorban bien todo la manipulación que nos haga falta. Son las imágenes de momentos especialmente vividos como placer con los nuestros. En el malestar son una píldora inmejorable para recordarnos que las nubes pasan y que el apoyo de los que nos quieren es fortaleza cuando nos falla.
- Micrófonos para conversar, cantar, para pasar a otro y escuchar.
- Corazones con manos muy grandes que arropan, que consuelan, que acarician, que nos reviven a la relación.
- Nuestros amigos de los cuentos. Personajes plastificados, aquellos que tienen el poder de poner en marcha nuestra imaginación y fantasía. A veces no queda otra, alejarse de los problemas para verlos desde la distancia.
- Instrumentos musicales, los cascabeles invitan ¿a qué? Sencillamente, a sentirse como ellos.
- Las plumas son suaves, las cosquillas son provocadoras. Relativizar es una gran herramienta, la risa pone orden en el caos de la ira.
- …
No es solo cartón ¿verdad?
Control de datos.
Hemos querido influir en nuestros pequeños y lo hemos hecho intentando mediar lo menos posible en sus procesos de aprendizaje. Mostrando disponibilidad y ayuda cuando la necesitan, intentando ser aquello que les pedimos, modelos de comprensión, respeto y amor.
La perfección no existe, la necesidad de seguir aprendiendo para mejorar, sí que está presente en cada uno de los pasos dados.
Gracias por leernos.
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